de atravesar , más que nada porque la escuela no nos daba la confianza ( al grupo y a mí ) para charlar del tema . Así que comencé a ayudar a algunos de los compañeros que lo solicitaban y esto , nuevamente , se convirtió en intervenciones indirectas que permitían que Eber deje de ser el centro de la situación para ser parte del grupo de compañeros a los cuales yo acompañaba pero sin perderlo de vista a él . El acompañamiento termina siendo sobre la situación de enseñanza y aprendizaje en la que está el chico que uno acompaña . Más que ser como el tutor que acompaña a la planta que crece , “ somos ” como el cantero que acompaña ese crecimiento colectivo .
Mientras que en mi trabajo me sentía reconocido y valoraban mis intervenciones , en otros contextos escuchaba todo el tiempo críticas a los Acompañantes Personales No Docentes , sea por no estar , no intervenir , no comprometerse , etc . Fue muy incómodo escuchar estas cosas , por más que no me sentía identificado , porque recién empezaba a trabajar como Acompañante Personal No Docente .
Volviendo a la escena del inicio … Ahí estaba la directora aclarándome que la docente de Kevin era Marcela y no era yo , su Acompañante Personal No Docente .
Obviamente , en aquel momento no aguanté y le pregunté : “¿ Por qué aclaras esto que es obvio ?”. La directora , seriamente , me dijo : “ Porque ustedes vienen con eso de las terapias y acá se va a seguir la planificación de la docente . No la de ustedes ”. A lo que , jocosamente , respondí : “ Ah … pero soy docente ”. La directora rió y me dijo : “ Hubieses empezado por ahí ”. Todos reímos .
A los pocos días entró a la sala de Kevin la Maestra de Apoyo para la Inclusión . Su mirada me pulverizó y comenzó a secretearse con Marcela . Pasaron varias jornadas de secretos , miradas y señalamientos , hasta que me acerqué a charlar con ella , que asistía por otro compañero de Kevin , también diagnosticado con autismo . Lo primero que le dije fue : “ Soy docente ”. “ Ah ”, exclamó ella y empezamos a charlar . Nunca dejó de decirme lo que tenía que hacer con Kevin . Muy inteligentes sus observaciones y propuestas , desde el principio me marcó su autoridad .
Pronto pudimos conformar una red heterarquea de trabajo con la docente y la Maestra de Apoyo para la Inclusión . Ellas empezaron a ver que yo trabajaba de otra manera o que llevaba adelante el rol de Acompañante de otro modo . Un modo que a ellas les parecía bien , y no porque yo siguiese sus indicaciones , sino porque también me habían dado lugar para hacer lo que pensaba que había que hacer , y en esa “ libertad ” mis acciones resultaron ser convenientes para la situación educativa del grupo y de Kevin . Un saber sensible comenzaba a ponerse en juego : “ Un saber sujeto a agentes , pero no sujetado a ellos , un saber que probablemente impulse y sea impulsado por haceres y pensares colectivos ” ( Casal , 2020 ). No el mío , sino el de los tres profesionales en tal situación .
Esto también implica superar la “ barrera ” de lo que muchas docentes señalan como : “ a vos te pagan para estar con él ”. Sí , es así . Pero hay diferentes formas de estar con alguien y más si lo que se busca es su inclusión en un grupo . Pegado al