Las primeras lecturas a las que recurrimos fueron aquellas sobre las características de la práctica docente , es decir la complejidad , la imprevisibilidad , la inmediatez .
¿ Qué íbamos a necesitar ?
Comenzamos por revisar lo pensado y planificado en los meses anteriores , pero ¿ con qué categorías ?
Debíamos crear nuevas , por ejemplo : el repertorio cultural debería ajustarse al protocolo y aquellas rondas o juegos que implicaran contacto físico deberían ser reemplazados por otros .
El contacto físico , la distancia requerida , las posibilidades de contención serían parte de nuestras grandes preocupaciones .
Accedimos a un material publicado por el Ministerio de Educación Nacional que nos ayudó con estas primeras inquietudes . Allí , leemos entre otros a Ana Abramovsky quien con sus palabras ofrece calma cuando habla de la distancia “ como un tiempo y un espacio necesarios para aterrizar nuevamente en la escuela , para poder pensar , para poder mirar , para poder procesar e intentar comprender tantas cosas inesperadas y traumáticas . Una distancia atinada , con lo imprecisa que esta expresión pueda resultar , que dé aire , que no apure , que le haga lugar a la diferencia ”.
Otra cuestión que apareció como pregunta fue sobre la aprobación / acreditación de estas prácticas : aprobar la residencia es un fantasma que recorre todo el CFPP y suele ser charla de pasillo entre estudiantes .
Hubo que pensar nuevos indicadores de evaluación , que no figuran en las pautas ni en el plan de estudios . Estos indicadores están relacionados con las nuevas categorías que debimos recrear . Profesoras y residentes fuimos construyendo juntas para dar forma a cómo acreditar que estamos preparadas para obtener el título .
Uno de estos indicadores muy importante fue el espíritu que predominó en el grupo , siempre positivo , siempre alegre , optimista y sobre todo ¡ creativo ! En ningún momento y ante ninguna de todas las adversidades que se presentaron decayó este ánimo ni nos rendimos .
Al respecto Carolina escribe en su bitácora : “ La incertidumbre invadió cada uno de los días , de los momentos , pero no pudo con las ganas y las expectativas que tenía y que tengo con la residencia . La espera del día a día , no saber si el encuentro era presencial o si teníamos que organizar un encuentro virtual , si la institución se adhería al paro o no , generaba mucha ansiedad y expectativa en mí .
Es verdad que por momentos el miedo al Covid era un protagonista principal , pero nunca logró dejarme sin las energías necesarias para preparar todo para el jardín , para la residencia , para los / as niños / as ”.
Pasamos de pensar en lo que nos iba a “ faltar ” en esta residencia a registrar , valorar y atesorar los desafíos y nuevos aprendizajes .
Por Carolina Castro , Oriana Isla , Micaela Puente , Ana María Torres , Tamara Torres y Paula Roffo