57
A Oscar se le vino el mundo abajo. Esto no podía estar pasando. En el `81 había cumplido los 18. Era el 2012, estaba seguro. No podía ser de otra manera.
-¿Quién es nuestro presidente?
- Roberto Eduardo Viola, antes fue Videla ¿se encuentra bien, Don?
Oscar estaba pálido. Dejó un puñado de billetes sobre la mesa y salió del bar. No se dio cuenta de que lo que había sacado de su bolsillo eran pesos ley. Empezó a caminar por las calles mirando alrededor. Vio los autos viejos que estaban nuevos, los carteles que habían quedado de marzo anunciando que Queen iba a tocar en el Estadio Gigante de Arroyito y las propagandas sobre la inauguración del Museo Municipal de la Ciudad de Rosario, del 24 de Agosto de 1981.
Oscar pensó que se estaba volviendo loco. Mientras se pellizcaba para ver si estaba soñando, le pasó por al lado a toda velocidad un Falcon verde que disipó todas sus dudas. No sabía qué hacer. Volvió a su casa y encontró a Fabiana mirando a Doña Petrona en “Buenas tardes, mucho gusto”, no en el plasma que habían traído de Buenos Aires sino en una Dayco. Fabiana tenía puesto un jean nevado y una vincha.
-¿Qué hacés así vestida?- se le escapó a Oscar. -Fabi, creo que me estoy volviendo loco. ¿En qué año estamos?
-¿Qué te pasa? Estamos en 1981. ¿Te sentís bien?
-Me voy a acostar un rato. Me da vueltas la cabeza.- dijo Oscar, y dio por terminada la conversación.
Oscar se metió en la pieza y no salió por el resto del día. Fabiana estaba preocupada, pero no lo quería molestar. Escuchaba ruidos adentro de la pieza y eso le bastaba. Oscar pensó, caminó, escribió, se recostó y pensó un poco más. ¿Cómo podía ser lo que estaba pasando? ¿Era todo imaginación suya? ¿Le tenía que contar a alguien o guardar el secreto? Miró adentro de su ropero y no reconoció su propia ropa. Vio entre sus cosas un Simón, el juego de memoria con 4 colores y sonidos. Él lo había tenido de adolescente. Decidió dejar las cosas como estaban y no decirle nada a nadie. Tenía miedo de que pensaran que estaba loco y lo internaran.
Por Marcela Carranza, Andrea Sucasas, Lién Naom y Martina Larumbe