-la gran siete-
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A Oscar lo contrataron esa misma semana en un taller mecánico. Él sabía algo de motores porque de joven ayudaba a su padre a arreglar el Renault Torino. En el taller le empezó a ir bien y le gustaba lo que hacía.
Una tarde llegó un hombre con un Torino impecable, como el que tenía su papá cuando él era chico.
-¡Qué lindo fierro! Lo tenés impecable- le dijo Oscar.
El hombre le contestó:
-Si, está nuevo, le hice 5000 kilómetros y le quiero hacer el primer chequeo.
-¿5000 kilómetros nomás?- preguntó asombrado mientras se asomaba por la ventanilla para confirmar con el cuentakilómetros.
Oscar no entendía lo que estaba pasando, pero algo le olía mal. Mucho no sabía de autos, pero estaba seguro de que el Torino no se fabricaba desde los ´80. Le dijo que se lo dejara, que él lo iba a revisar. Oscar buscó si el cuentakilómetros había sido manipulado, pero a simple vista parecía que no.
Esa noche le costó dormir. Dio vueltas en la cama, pensando en la guerra, en el auto y en las armas. Pensó en la colimba y en su padre. A la mañana siguiente decidió darse un gusto y fue al café de la calle principal a desayunar un café con leche con medialunas. El Clarín reposaba en la mesa vecina. “La URSS propuso un acuerdo mundial contra la bomba N” decía el título de una noticia. “Brillante faena de Maradona en el debut de la selección nacional”. Oscar no entendía nada.
-Disculpe, mozo, ¿qué día es hoy?
-Hoy es viernes, maestro- le dijo el mozo- ya arranca el fin de semana. No se olvide que el domingo juega Boca.
-Si, pero ¿qué fecha es hoy? ¿En qué año estamos?- volvió a inquirir Oscar.
-Hoy es 22, 22 de Agosto. Tiene que decir ahí en el Diario que tiene. Es de hoy.- El mozo se acercó a la mesa, buscó la fecha en el diario y la señaló con el dedo- 22 de agosto de 1981.
Una piedra en el estanque