La gran SIETE Año 2 N° 2 | Page 53

53

y colgó. Fue directo a la mesita de luz, se sentó en la cama y del cajón sacó el cuaderno y el pastillero. Leyó: “Mamá, hoy es domingo, el único día de la semana que no puedo ir a visitarte, y a darte tu medicación. Si tuviste un día tranquilo tomá sólo la pastilla blanca. Si estuviste nerviosa, ansiosa o si viste a Amparo tomá también la pastilla celeste. Te quiero, mañana voy a visitarte. Quedate tranquila, Amparo se marchó hace tiempo, ya no puede hacerte daño. Cerrá la puerta con llave, pero no la dejes puesta. Besos. Clara.”

Al levantar la vista del papel, apoyada en el marco de la puerta, descalza y en camisón, Amparo le ofrecía un vaso de agua.

Por Marcela Carranza, Andrea Sucasas, Lién Naom y Martina Larumbe