La gran SIETE Año 2 N° 2 | Page 40

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episodios, la familia protagónica no utilizaba el cinturón de seguridad. Tras recibir varias quejas, sus creadores anunciaron que las animaciones futuras incluirían dicho cinturón, y que las escenas de las dos primeras temporadas se reanimarían para incluirlos.

A partir de estas críticas negativas de la audiencia adulta, también es posible visualizar la concepción de la niñez circundante y algunas ideas en cuanto a los productos que pueden ser admitidos para la infancia. Si bien estas generalmente son atribuidas al orden de lo natural, son construcciones sociales generadas, impuestas y reforzadas por el mismo mercado. Conforme con ello, Ferguson (1997) sostiene que “Los medios, mediante la representación repetida de una gran variedad de temas y personas [personajes] pueden sugerir aquello que es normal y aceptable”.

En relación a la configuración familiar de Peppa, podemos ver una clara representación estereotipada del modelo de familia nuclear: mamá, papá y dos hijxs de género femenino y masculino. Es decir, representa al modelo hegemónico de dicha institución, que los medios audiovisuales continúan reproduciendo. Además, se pueden observar algunos estereotipos de género, en cuanto a los roles que desempeñan en la sociedad: El abuelo divertido y la abuela preocupada y responsable; al igual que la madre y el padre, un poco torpe y “buenudo”. Sin embargo, la protagonista aunque buena, es bastante lista y un poco rebelde.

Las ilustraciones corresponden a imágenes estereotipadas, muy coloridas e infantilizadas: Todos los personajes tienen la misma forma solo se modifican los colores y ciertos rasgos característicos del animal que representan. La vida es linda, sin demasiados conflictos y divertida todo el tiempo. Los finales de los episodios siempre son felices, en su mayoría terminan con todos los personajes en escena riéndose, de manera que se hace bien explícito.

Asimismo, la mayoría de los episodios poseen cierta “función pedagógica”, mediante mensajes educativos que promueven la adquisición de algunos hábitos saludables y valores, como la convivencia en familia, asistir a la escuela, comer verduras, usar protector solar, y el ya comentado caso del cinturón de seguridad, entre otros.

Todos estos aspectos mencionados responden a discursos construidos en torno a la niñez, que refieren a la excesiva necesidad de protección, a estrategias de control que restringen su autonomía. Donde se ven coartados también, sus potencialidades en cuanto a la creatividad y la imaginación, y la expresión de emociones, ideas y pensamientos propios.

Si pensamos en niñxs como sujetxs de derechos, creativxs, curiosxs, con iniciativas propias, capaces de leer e interpretar el mundo que lxs rodea, todas estas categorías se contraponen. Por el contrario, habrá que proponerles otras alternativas, habilitar espacios y situaciones en los que sean libres de expresarse, de sentir y disentir, de crear, emocionarse y pensar. Ambientes que respeten y promuevan la toma de decisiones, posibilitando la construcción de sus propios criterios.

En este sentido, será necesario también respetar sus gustos y sus intereses, incluyendo los adquiridos mediante influencias del mercado. Sin embargo, creemos que es posible proponer otros productos culturales.

Entendemos también, que como toda serie de animación exitosa, los ingresos y la captación del público, no vienen solo de su emisión en televisión, sino de los productos asociados con su imagen. Es posible encontrar gran cantidad de productos variados, de diferentes rubros, ligados a la serie. Peppa Pig tiene página web, canal de youtube, Instagram, twitter y todo el merchandising oficial. Además, es común encontrar ropa, accesorios, juguetes, útiles escolares, entre otros elementos, con sus ilustraciones. Buckingham (2008) se refiere a este fenómeno como “marketing integrado”, que logra instalar al producto más allá de la producción original. Según sus palabras, “la cultura infantil de los medios no suele estar vinculado a un medio específico: cruza fronteras entre textos y entre formas mediáticas tradicionales”.

INSERTAR IMAGEN 5 – Peppa productos

En esa misma línea, dicho autor al igual que Jenkins (2007) mencionan que el contexto actual se caracteriza por la convergencia mediática. Esto refiere a un borramiento de límites, a un entrecruzamiento producido por el avance tecnológico, que permite a lxs consumidorxs convertirse en productorxs. Esto pudimos observarlo principalmente en la cantidad de memes virales que hay realizados en torno a la serie y cómo a partir de ellos se pueden generar nuevos sentidos y significados.

A partir de lo que plantea Minzi en su texto, desde el rol de docentes podemos brindar propuestas que permitan:

-Abrir espacio al diálogo, para conocer el sentido que lxs niñxs le otorgan a este producto que consumen y darle paso a la problematización.

-Formar habilidades de consumo crítico, por medio del análisis de las representaciones que aparecen en la serie.

-Ampliar la oferta, ofreciendo otros productos culturales que no son los que la mayoría de lxs niñxs consumen. Por ejemplo, acercarles otras series protagonizadas por animales donde aparezcan otras técnicas de animación, uso del color, lenguaje, etc.

- Una vez abordadas estas alternativas, será posible también proponerles un proyecto para la elaboración de una historia en stop motion en el cual ellxs puedan crear e involucrarse en el armado de sus propias producciones.

En el transcurso de este trabajo sobre Peppa Pig, fuimos entendiendo que más allá de nuestros gustos personales y lo que nosotras creemos conveniente para lxs niñxs, tenemos que estar abiertas y conocer sus consumos, evitando todo tipo de censura o subestimación. Consideramos a lxs niñxs como sujetos sociales y políticos, con libertad de expresión, a quienes podemos brindarles herramientas que les permitan construir una mirada crítica y forjar su autonomía. Como docentes en formación de nivel inicial, tenemos una gran tarea y oportunidad de poder acompañarles desde la más temprana infancia en la construcción de sus subjetividades y entendemos que sería una batalla perdida negar la influencia del mercado, pero que sí podemos intervenir abriendo otras posibilidades.

Mercado, cultura e infancia ¿Cómo tejer nuevos lazos?