La gran SIETE Año 2 N° 2 | Page 26

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca / ruega que el camino sea largo / lleno de aventuras, de conocimientos (…)

Ten siempre en tu mente a Ítaca / Tu meta es llegar allí. /

Pero no apresures de ninguna manera el viaje.

Cavafis, 1999

-la gran siete-

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FORMACIÓN DOCENTE, PRÁCTICAS PROFESIONALES, PASAJE DE ESTUDIANTE A PRACTICANTE, RELATO DE EXPERIENCIAS

EL PASAJE DE ESTUDIANTE A PRACTICANTE. DESAFÍOS DE UNA TRANSICIÓN IDENTITARIA

(O DE CÓMO PENSAR LAS PRÁCTICAS COMO UN VIAJE DE AVENTURAS)1

Por Diana Dimant

Prof. de Educación Inicial. Est. de Profesorado de Educación Primaria ENS Nº7.

Por Gladys Tedesco

Lic. y Prof. Ciencias de la Educación. Prof. Práctica y Residencia ENS Nº7.

Practicar, ensayar, comenzar a ocupar el rol de, son todos los modos que me vienen a la cabeza a la hora de pensar en mi rol de practicante. El profesorado te cruza con materias, exámenes, planificaciones, trabajos en grupo e individuales, docentes, asesores, compañerxs y demás actores sociales que te van formando. Uno empieza siendo estudiante, continúa transformándose en practicante y apela a convertirse en docente. Ese camino, que suena lineal es, creo yo, un trayecto de formación, donde no siempre se atraviesa de una única forma o resolviendo de una vez las situaciones problemáticas. Sino que es un camino que propone pensar y repensar las prácticas. Un trayecto que te prepara para dejar de ser alumno y convertirte en maestro o maestra. En mi caso, estoy en este punto medio, que se podría llamar taller 3 y 4. Estos que pueden llegar a aparentar ser talleres separados por su modalidad de cursada, se vuelven una unidad de sentido.

El pasaje de estudiante a practicante. Desafíos de una transición identitaria

Las prácticas son concebidas como un ámbito de integración de conocimientos y habilidades adquiridos durante la formación general y específica, al tiempo que ofrecen a los estudiantes del magisterio la oportunidad de adquirir herramientas vinculadas al desempeño docente en contextos reales (Resolución Nº 532/15). En el marco de una modalidad de taller, se problematizan distintos aspectos del hacer y se construye conocimiento a partir del intercambio de experiencias, el diálogo, la discusión y la reflexión sobre lo realizado. En sentido estricto supone la planificación de dos secuencias de enseñanza en dos áreas de conocimiento, su puesta en marcha y evaluación, en un trabajo conjunto con otros compañeros y docentes.

Más allá de las prescripciones curriculares, las prácticas son motivo de variadas tensiones para los estudiantes. Implican reorganizar la vida personal y laboral para disponer de un mes de asistencia a una escuela y tiempo de trabajo individual y con otros. A esto se le suman los desafíos propios de la instancia, que traccionan un cambio de estado: abandonar la condición de estudiante para acceder a la de maestro practicante. Tal como sucede en un viaje, este tránsito implica dejar atrás lo familiar y conocido para aventurarse al encuentro de lo que aún no se conoce, y en esa exploración descubrirse a “uno mismo” siendo “otro”. Desde esta perspectiva, las prácticas significan un tiempo de pasaje identitario, y por lo tanto, un período de gran movilización, de cuestionamiento y revisión de los marcos de referencia, lo que involucra a la persona no solamente en el plano cognitivo sino también en el emocional (Andreozzi, 2011).

Con el fin de contribuir al debate sobre el sentido formativo de las prácticas y sus desafíos, el propósito de este artículo es compartir un proceso de trabajo que da cuenta de esta transición, a partir de recuperar relatos, evidencias, reflexiones entre una practicante y su profesora de taller.