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líneas: una en relación con el juego en la formación docente y otra en relación con el juego en la escuela primaria. Durante este proceso, se recuperaron experiencias previas en torno al juego desde distintas perspectivas. Se pusieron en juego las miradas y experiencias de lxs integrantes del grupo como también de otras estudiantes del profesorado.
Algunxs estudiantes pensaron en el juego como “recurso para la enseñanza”. Y en este sentido plantearon que puede facilitar la enseñanza de contenidos complejos, favorecer que lxs niñxs se apropien de los contenidos, se posicionen desde otro lado, favorecer las dinámicas grupales. Otrxs se preguntaron sobre el juego como “estrategia para abordar situaciones en la escuela”. En este sentido, manifestaron “no contar con demasiados recursos” o “no sentirse preparadxs para incluir el juego en sus planificaciones”.
También se realizaron entrevistas a estudiantes de PEP, quienes compartieron experiencias del proyecto de Juegoteca, espacio que se genera en el marco de Taller 1 del Profesorado de Educación Primaria. Coincidieron los aportes del espacio. En líneas generales, manifestaron que: la juegoteca aportó herramientas y recursos para llevar el juego al aula, permitió pensar el juego como motorizador del desarrollo de diversas capacidades del sujeto que contribuyen a la inserción y adaptación en el mundo no lúdico, un aprendizaje que queda en las ideas y en el cuerpo, y como motorizador de relaciones sociales, de conocimiento, de experiencias que nos ponen en otro lugar y nos invitan a cambiar el rol. Poder descubrir el juego por jugar, para divertirse, como recurso en el aula y fuera de ella, planificar juegos fue una experiencia buenísima, aportó en términos de grupalidad y juegos cooperativos, para mejorar el vínculo con el grupo, aportó en establecer acuerdos con las compañeras, pensar y reflexionar en equipo, permitió pensar la inclusión a partir del juego.
Indudablemente, el intercambio en las clases nos nutrió a todxs. Desde un abordaje cultural, recuperamos historias y experiencias, incluimos distintas voces, jugamos, creamos, reflexionamos. Desde las propuestas, enfatizamos en el intercambio, la comunicación y la construcción colectiva.
-La Expresión
Una práctica necesaria en el desarrollo de un proyecto es la expresión oral y escrita. Trabajar en creaciones colectivas requiere, además, de la capacidad de empatía la comunicación con otrxs. Pensar y formular ideas tuvo un primer momento de introspección, y un segundo momento de comunicación a través del intercambio de ideas que promovió la participación de todxs lxs integrantes del grupo y un tercer momento de escritura y re-escritura. Para construir el proyecto utilizamos diversas estrategias: conversaciones, tormenta de ideas, bocetos en afiches, cuadros en el pizarrón, escritura en pequeños grupos, documentos compartidos, lectura en voz alta, intercambio virtual, revisión, re-escritura. Este proceso de construcción colectiva le fue dando cuerpo, forma y sentido al proyecto y resultó necesario para la implementación y ejecución del mismo.
-La implementación
Para la instancia de implementación elaboramos una planificación del encuentro lúdico poniendo en juego lo que cada grupo había elaborado previamente en un escrito. De esta manera consensuamos una propuesta colectiva que se nutrió de los aportes de todxs. Definimos los juegos que queríamos realizar, la duración de cada uno, los recursos que necesitábamos y cómo los íbamos a conseguir, la duración y los responsables de coordinar cada juego. Fue el momento en que se terminó de definir la planificación, se revisaron los tiempos, se buscaron los recursos, se definieron las tareas y los responsables. Creo que la experiencia ilustró perfectamente esta invisible labor, que incluye tareas de gestión, organización y comunicación, de todo lo que hace falta para el logro de los objetivos: solicitar el espacio; terminar de escribir el proyecto; conversar con profesoras de otras cátedras; compartir el proyecto con estudiantes, diseñar un folleto, planificar los juegos; probarlos; terminar de definir los tiempos y coordinadorxs para cada juego; pensar una frase que se entregaría al final del encuentro.
Por Carolina Luzuriaga