Para cerrar, transcribimos algunas notas de la Bitácora
actuar, pero cuando lo revisamos, narramos y pensamos, fortalecemos nuestras posiciones para seguir adelante, para la próxima escena en la que debamos actuar.
Valeria trajo esta historia a nuestro espacio de Bitácora. En su grado hay un niño que se va del aula, sale, “se escapa” en palabras de la maestra. Las primeras tareas que le pide la maestra a Valeria, en su función de maestra auxiliar, es “ir a buscarlo y traerlo al aula de regreso cada vez que se escape”. Así Valeria transita sus primeros días como maestra auxiliar, con un trabajo que la incomoda. Cuando lo trae al equipo, nos acordamos de Teresa Punta (2016) y los chicos de su escuela. Leímos el caso de Ayrton, del libro “Señales de Vida: una bitácora de escuela.” No buscamos copiar la fórmula pero sabíamos que la utilizada “se escapa, entonces hay que ir a buscarlo y traerlo” no estaba funcionando.
En palabras de Valeria: “El caso de Juan fue un desafío para mí desde el primer momento: quería entender las razones de sus enojos y salidas del grado, muchas veces de forma agresiva hacia sus compañeros/as. Intenté dialogar sobre lo que lo enojaba y traté de dilucidar el modo de ayudarlo. Algunas veces, a partir de pequeños juegos fuera del grado, fui buscando el modo de convocarlo para volver al aula y ayudarlo con sus tareas. Otras veces veía con quién estaba fuera del grado y me quedaba tranquila porque estaba bien. Juan trata con diferentes adultos de la escuela que lo contienen porque a veces no hay forma de convocarlo con las actividades del aula, ya que sólo le interesa usar su computadora o alguna de la escuela. En ese sentido, considero que mi rol también es el de ayudar a la maestra dentro de las tareas del grado, así que repartí mi tiempo en la escuela probando estrategias con cada uno/a de los/as chicos/as.
Las charlas y tratos con Juan siempre fueron muy cargados de emociones porque me contaba por qué no le importaban las tareas, que nadie lo quería, que quería irse de la escuela, que sus compañeros/as lo molestaban, sus vivencias en la Iglesia Universal, el CAI y cómo era su vida con su abuela y su tía. Yo lo escuchaba para tratar de calmarlo, a la vez que intentaba convocarlo con las actividades que estábamos haciendo en el grado y buscaba el modo de ayudarlo a desarrollar una mejor convivencia con sus compañeros/as. Una situación muy interesante se dio con Fernando, nuestro asesor de Prácticas del Lenguaje. Estábamos en la Biblioteca, Juan muy nervioso agarraba libros. Fernando se acercó a ver qué libros tomaba y a comentarle lo interesantes que eran. Juan le contó que se había ido del grado porque le resultaban difíciles los problemas de Matemática. Volvimos juntos al grado, Fernando de la mano de Juan y trabajaron un rato juntos con los problemas” (Notas de Valeria en la Bitácora).
Pedro de 6to grado...
Florencia nos trae el relato y las reflexiones sobre Pedro.
Pedro está copiando un problema de matemática que la maestra dicta. Se pierde. Como muchos alumnos preguntaron a lo largo del dictado la maestra dice “No voy a repetir cincuenta veces”. Pedro revolea la lapicera. Me acerco y le dicto las dos palabras que le faltaban. Escribe rápido y dice “Gracias profe”. Observo que escribe algunas palabras y otras no, además que intercala las letras. Le menciono una palabra clave del problema para que modifique. Lo hace. Veo su carpeta, y noto hojas sobresalidas por todos lados.
A la semana siguiente, le digo ¿qué te parece si organizamos un poco tu carpeta?
Nos ponemos juntos en un banco y se compromete a mirar cada hoja y dilucidar a qué materia pertenece. Le digo que esta bueno tener la carpeta ordenada así cuando tiene que estudiar tiene todas las actividades juntas. Me dice que sí, y que después va a poner sus pruebas en un folio.
Me dice su “Gracias, profe” y se sienta a trabajar en grupo.
En la prueba de matemática que tomó la maestra, solo tres chicos, de los veintiuno, habían aprobado. Sabía que iba a suceder eso, porque había trabajado con ellos y sabía que no iban a poder resolver esa prueba.
Pedro se tapa la cara. La maestra le dice ¿qué te pasa, Pedro? El no responde. Pienso que yo tampoco lo haría delante de todos. Salimos afuera del aula a conversar.
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Por Ayelén Attías