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La Falsificación de la Realidad
Pero lo cierto es que todos -o casi todos- los grupos político-militares de
Argentina y América Latina, durante varias décadas, tenían como punto de
referencia algún proyecto socialista, ligeramente más acá o ligeramente más allá
del "socialismo real". En todo caso gran parte de los problemas estratégicos,
operativos y logísticos se resolvían en La Habana, que copió del socialismo real
soviético hasta el último tornillo.
Hasta donde yo sé los soviéticos estaban muy poco interesados en los procesos
insurreccionales de América Latina. Inicialmente protegen al Che Guevara, a
través de los "servicios" de la República Democrática Alemana, hasta cierto
punto. Luego el Partido Comunista Boliviano inicia un desmarque que fue
seguido por otros Partidos y que llegó hasta el final de la década de los 70. Es
muy sabido que la posición que llevaba a Moscú la dirigencia del PC argentino
era decididamente antiinsurreccional.
En mi último viaje a Moscú -agosto de 1995- mantuve una larga reunión con
Mario Monge, quien vive allí "exiliado" desde los sucesos del "Che". Mario Monge
era el secretario general del PCB en el momento en que, sorpresivamente, el Che
aterriza en Bolivia y le solicita apoyo para desarrollar un foco. Su visión
retrospectiva del proceso revolucionario latinoamericano, como "hombre de
Moscú", es altamente ilustrativa.
Al mismo tiempo, en los dos grandes servicios de inteligencia soviéticos -el GRU
y la KGB-, pero especialmente en el primero de ellos, se abrió camino la idea de
las ventajas estratégicas que ofrecían los proyectos de cooperación militar con
algunos ejércitos de la región, partiendo de la experiencia peruana. En lo
personal tuve mucho que ver con este proceso, ya que mis libros sobre la
revolución peruana (la del general Juan Velazco Alvarado, iniciada en 1968) y
otros análisis militares regionales eran material de consulta obligatoria en todos
los centros decisionales de Moscú, civiles y militares, políticos y académicos.
Desde hace casi tres décadas, los que fabrican "inteligencia" en la Argentina me
acusan de haber sido "agente de la KGB", cuando en rigor de verdad mis
relaciones con Moscú estaban mucho más consolidadas con el "aparato" militar
que con la inteligencia "interior" soviética.
Lo que podríamos llamar el "modelo soviético" de acercamiento organizativo y
tecnológico con algunos ejércitos de la región, que se consolida a partir de la
experiencia peruana, de la que fui protagonista, no estaba fundamentado en
ninguna concepción del mundo generosa o altruista, sino en la imposibilidad
militar de proyectar poder hacia una región tan alejada.
Sigue siendo un misterio para mí por qué la Inteligencia cubana y, en especial,
el Departamento de América del CC del PCC de aquellos años, rechaza
tajantemente la opción soviética -la de la cooperación militar, allí donde fuese
posible- con los ejércitos establecidos de América Latina.
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