La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 89
Norberto Ceresole
grupos armados. Automáticamente ella arrastra a una gran cantidad de
auténticos inocentes. En esta etapa sí aparece la figura relevante de la víctima.
Y sobre esta etapa, más que sobre la anterior, se estructuran la casi totalidad
de las "organizaciones humanitarias". En su mayor parte ellas están dirigidas
por familiares de víctimas y no de combatientes. Creo que hasta el momento
nadie señaló que las víctimas fueron el subproducto necesario de un combate
anterior.
Es obvio que a lo dicho anteriormente le faltan dos dimensiones fundamentales:
una mayor explicitación del marco histórico real en que nos movíamos y una
clarificación respecto de los motivos que animaron a parte de una generación a
lanzarse a la lucha armada.
Respecto del marco histórico concreto es necesario señalar un punto básico.
Hasta 1975 existía una gran cantidad de canales de comunicación entre los
principales actores. En las fuerzas armadas aún no se había consolidado lo que
después fue una férrea voluntad antiinsurreccional.
En definitivo, creo que es vital para el análisis histórico comprender que
durante un período muchas cosas pudieron ser muy distintas.
En lo que respecta a las motivaciones, lo que se produjo fue un enfrentamiento
entre una idea de justicia (socialismo) y una concepción occidental-nacionalista
que veía peligrar los llamados valores tradicionales. Lo trágico del caso es que
ambas motivaciones, en sus expresiones de aquellos tiempos, estaban ya fuera
de la historia. No es para nada arbitrario sostener que el triunfo del
neoliberalismo globalizante fue la resultante inexorable de aquellos
acontecimientos.
Las "buenas intenciones"
Argentina continúa viviendo dentro de una celda de engaños, aun sabiendo,
como sabe, que todo engaño es autoengaño. Vive enmarañada en una mezcla
cada vez más nauseabunda de pseudo ingenuidad y falsa astucia. Aún no ha
logrado definir quién es el enemigo. Algunos siguen pensando que el mundo
entero es el enemigo, y otros creen que el enemigo caerá en la trampa si se le
ofrece, sin compromiso, el beso fraternal: intentan escapar del enemigo con la
vana pretensión de engañarlo. Seguimos empeñados en ver y en escribir la
historia de manera primitiva: como una lucha entre buenos y malos, entre
ángeles y demonios. Según quién la escriba los roles se intercambian. Tal vez en
ese primitivismo esté la causa de todos nuestros males.
Después de la "caída del muro" se ha convertido en una tarea muy ardua, al
menos para mí, definir lo bueno de lo malo. Sin duda el "socialismo real" fue, en
una medida sustancial, un gran engaño, que sólo servía para definir un falso
punto de referencia.
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