Nuestro vecinito de enfrente se había
ido ya con su familia a pasar las
vacaciones en la playa y esto me
dejaba a Esther para mí solo durante
todo el verano.
Esther cumplía seis años el día en
que papá llegó a casa con el regalo.
Mi
hermana
estaba
excitadísima
mientras desataba nerviosamente la
cinta y rompía el envoltorio.