La Educación Odontológica Actual Primer Vol. 30 de marzo del 2017 | Page 15

Tratamientos

para el Cáncer Oral

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Cuando hay invasión en la mandíbula, es necesario determinar si se necesita una resección mandibular. Esta puede ser marginal (al borde), coronal (de la tabla lingual) o mandibulectomía segmentaria (de espesor total).

Las ventajas de la mandibulectomía y la resección marginal, son evitar la reconstrucción completa y la posibilidad de rehabilitación dental inmediata con prótesis. Sin embargo, estas intervenciones no siempre son suficientes para remover del todo el tumor.

Se necesitan estudios como ortopantomografía, tomografía computarizada, resonancia magnética y escáner de huesos; sin embargo, ninguno es el ideal para el diagnóstico seguro, por lo que se sugiere combinar alguno con un examen específico.

Los estudios de imagen tienen limitantes, y encontramos más en la boca por situaciones como amalgamas que crearán sombra en la corteza mandibular. Sin embargo, cuando el tumor se encuentra en encías, zona retromolar y piso de boca, sólo se necesita una radiografía u ortopantomografía.

La inspección clínica y palpar el tumor, así como estructuras vecinas, revelan signos de la invasión mandibular, exposición del hueso, parestesia del nervio alveolar inferior, entre otras.

La panendoscopia o triple endoscopia, consiste en laringoscopia, broncoscopia y esofagoscopia. Fue considerada el procedimiento por excelencia para los pacientes diagnosticados con carcinoma de células escamosas en el tracto aerodigestivo superior, pero en la actualidad se ha hecho a un lado por sus deficiencias en el diagnóstico de cáncer pulmonar.

La esofagoscopia puede ser errónea cuando se hace a pacientes con cáncer en cavidad oral asintomáticos, pues de acuerdo con un estudio realizado en Alemania, 1 de 244 pacientes con cáncer oral presentó simultáneamente cáncer en esófago.

Según el NCC Guidelines, los pacientes prefieren terapia quirúrgica aunque sean tumores ya avanzados, sobre recibir radiación. A pesar de las decisiones, se ha demostrado que los resultados de ambas terapias son similares, superando por poca la radiación en control local; sin embargo, la cirugía excluye la posibilidad de osteonecrosis.

Se ha demostrado que disminuyen las características histopatológicas cuando se añade al tratamiento la radiación, incluso cuando los pacientes presentaban un riesgo alto de falla en la cirugía. Si la aplicación se retrasa 6 semanas, puede modificar el control del tumor.

Los pacientes que reciben una dosis mayor o igual a 54 Gy , es decir, 1-8 Gy por día, tuvieron más fallas en su avance postoperatorio.

Actualmente se realizan investigaciones que buscan demostrar que añadir quimioterapia a la radiación postoperatoria tendrá el mismo resultado que la radiación sola. Sin embargo, pone en riesgo el tejido extracapsular y los linfonodos.

Los resultados son mejores cuando se extiende lo extracapsular y márgenes positivos, y se añaden 5 años de vida a pacientes en Nivel 3 o 4.

Es importante remarcar que el cuello no se debe de tratar a menos que existan indicios de metástasis.