LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 328

330 MARÍA TERESA GUTIÉRREZ HACES no permitan que alguna de las partes del acuerdo reduzca sus nor­ mas ambientales en pro de la inversión. II. Sector tecnológico competitivo en la región. III. Incluir temas de género y derechos indígenas en el acuerdo. IV. Reformar el proceso de solución de controversias del capítulo 11 para asegurar una mayor participación del Estado al momento de salvaguardar el interés nacional. V. Comercio ejemplar y justo. VI. Reducir o en su caso eliminar las barreras administrativas comer­ ciales. VII. Revisión del capítulo 16 sobre movilidad de profesionales. VIII. Mantener disposiciones contra los derechos antidumping y com­ pensatorios, y que éstos se apliquen de forma justa y justificada. La publicación de dichos lineamientos tardó más de lo considerado acep­ table para una negociación de envergadura como lo es la del TLCAN. 26 Esta postergación, que también podría ser calificada como indecisión, bien po­ dría interpretarse de varias maneras. Una, podría ser, que se trataba de un rasgo de prudencia ante la locuacidad de las propuestas del presidente Trump, y otra que no descarta la primera, era que de nuevo Canadá estaba enfrentando un problema de carácter táctico, similar al que tuvo antes de decidir entrar a la negociación del TLCAN, un Tratado que originalmen- te se había planteado exclusivamente entre México y Estados Unidos y al que Canadá solicitó su entrada, más motivado por proteger los derechos adquiridos en el ALCCEU, que por negociar trilateralmente, tomando en cuenta la participación de México. En ese momento, Canadá consideraba, y lo sigue considerando, que fi­ nalmente negociar simultáneamente con México y Estados Unidos po- dría ser complejo y problemático, una preocupación relativamente endeble si se toma en cuenta que negocian y conviven desde hace 24 años bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Durante el proceso de renegociación hubo momentos ríspidos, como cuando el gobierno de Canadá declaró públicamente que pese a los lazos que lo vinculan con México, aceptaría un acuerdo bilateral si los negocia­ dores lo consideraban más ventajoso para Canadá. En la misma tesitura, el gobierno estadounidense mencionó la posibilidad de tener un acuerdo solamente con Canadá, propuesta que, en nuestra opinión, buscaba sobre todo desorientar, dividir y desalentar a los negociadores mexicanos. Los lineamientos canadienses para dicha renegociación son en cierta medida muy distintos de la propuesta estadounidense. Éstos reflejan la ne- 26 Idem.