LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 299

LAS GRANDES EMPRESAS Y LA INVERSIÓN EXTRANJERA EN MÉXICO 301 la venta de Teléfonos de México consideró reglas que hicieron posible que la nue­­va empresa quedará controlada por capitales del país. Antes de proceder a la venta de la compañía se modificó la composición del capital, creando la serie de acciones AA, cuya posesión permitía tener el control de la firma. La convocatoria para la venta incluyó esta estructura y el grupo que obtu- vo la compañía participó a través de un fideicomiso en el que la mayoría de votos quedó en manos del grupo Carso y la familia Slim, con lo que tenían el control de la compañía (Vidal, 2001:137-138). Además, la privati­ zación de esos años no incluyó los sectores estratégicos de energía eléctrica y petróleo. Esta modalidad de privatización fue diferente a la realizada en otros países de América Latina, en los que no existieron restricciones para que capitales del exterior adquirieran los activos y tampoco se excluyeron la energía eléctrica y, en el caso de que el país contara con ese recurso, el petró­ leo (Vidal, 2001, 2009). Se concluyó que la puesta en práctica de las re­for­ mas estructurales, con estas formas de privatización, y la apertura am­plia a la inversión extranjera eran compatibles con el fortale­cimiento de gran­des grupos empresariales que serían el medio para la construcción de una dife­ rente relación con la economía mundial. Las reformas continuaron su cur- so y desde el gobierno federal se consideró necesario cambiar la relación con Estados Unidos, institucionalizando un nuevo marco cuya expresión es el TLCAN. La disposición de discutir y acordar con Estados Unidos mecanismos para ampliar los flujos de comercio e inversión entre ambos países fue una deci- sión del Ejecutivo Federal. Sin embargo, formalmente tiene como punto de partida una recomendación al Ejecutivo Federal por parte del Senado de la República generada hacia abril de 1990 (Blanco, 1994). El desarrollo de la negociación incluyó a otros actores sociales. En el llamado cuarto de jun- to, participan por parte de México varios representantes de organismos empresariales. Para conducir su participación se estableció la Coordinado- ra de Organizaciones Empresariales de Comercio Exterior (COECE). En su momento se afirmó que fue el medio a través del cual los sectores produc- tivos presentaron las posiciones del conjunto de las ramas de la economía del país. La COECE incluyó a diversas cámaras empresariales, tanto de la industria y el comercio; pero también a la Asociación Mexicana de Casas de Bolsa y a la de compañías de seguros, al Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales, a la Cámara de Comercio México-Estados Unidos, al Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, entre otros (Alba, 1997). La acción de la COECE abarcó un amplio trabajo de cabildeo y acompa- ñó todo el proceso. Ello no implica que sus puntos de vista fueran necesa- riamente considerados, además de existir una amplia diversidad entre sus componentes y las opiniones que presentaban. No obstante, es un momen-