LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 23

prólogo 23 La explicación de este contraste es sencilla: México era conducido por una tecnocracia neoliberal que rechazaba las políticas dirigistas de indus- trialización, bajo la conocida divisa de que “la mejor política industrial es no tener política industrial”, a tono con los sueños de Raúl Bailleres de “un país liberal capitalista”, y con las prédicas neoliberales de Hayek: “cualquier intervención gubernamental que interfiera en el libre funcionamiento del mercado es un paso hacia el totalitarismo”. Por eso, la tecnocracia neoliberal mexicana no tuvo problemas para acep­ tar las restricciones en política industrial, inversión extranjera y propiedad intelectual que fueron pactadas durante la larga Ronda de Uruguay del GATT (1986-1994) para entrar en vigor en 1995 con la naciente OMC. Tampoco tuvo problema para aceptar, en 1990, la propuesta del gobierno estadounidense de que México se integrara al área de libre comercio pre- viamente formada por Estados Unidos y Canadá; ni tuvo ningún problema para aceptar las restricciones —ampliamente analizadas en este volumen— en política industrial, inversión extranjera y propiedad intelectual que el TLCAN implicó. Más aún, para la tecnocracia mexicana —como se muestra también en este volumen— el TLCAN significaba la joya de la corona: ama­ rrar las reformas neoliberales previamente realizadas en un tratado inter- nacional con la primera potencia económica del planeta, a fin de asegurar su irreversibilidad. A casi un cuarto de siglo de operación del TLCAN, y a seis sexenios de perseverante aplicación de la estrategia económica neoliberal, de la cual el TLCAN es parte integral, sus enormes costos económicos y sociales están a la vista: bajo crecimiento del PIB y del empleo; aumento de la pobreza, la desigualdad y la migración al extranjero; y grave pérdida de la cohesión social, cuyas manifestaciones son cada vez más alarmantes. Ciertamente, el neoliberalismo económico no sólo ha producido perde- dores, sino también ganadores: Alberto Bailleres —hijo de Raúl Bailleres y presidente del patronato del ITAM— figuró en 2018 como el tercer hombre más rico de México, con una fortuna de 10 700 millones de dólares. Tres años antes, en noviembre de 2015 —siendo secretario de Hacienda Luis Videga­ ray, egresado del ITAM y uno de los 21 “arquitectos más importantes de las reformas neoliberales” (Salas-Porras)—, Alberto Bailleres recibió la meda- lla Belisario Domínguez otorgada por el Senado de la República. Fue la pri­ mera vez que esta distinción no se otorgó por unanimidad: entre los votantes figuró el senador Mario Delgado, en contra de premiar “a quien representa el sistema neoliberal, que ha generado más pobreza y desigualdad en el país” (Vanguardia, 12 de noviembre de 2015). Pero “todo lo que existe merece perecer” (Goethe). De manera sorpren- dente para los neoliberales, vientos contrarios al TLCAN y al libre comercio