LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 21

prólogo 21 Sin embargo, los resultados del experimento neoliberal inducido en Mé- xico por Raúl Bailleres y Luis Montes de Oca, entre otros, están a la vista: tres décadas y media pérdidas para el desarrollo. Mientras que durante el periodo de operación de la estrategia de desarrollo liderado por el Estado (1935-1982), el PIB creció 1 592%, a una tasa media de 6.1% anual; durante el periodo neolibe­ral (1983-2017) solo creció 123%, a una tasa media de 2.3% anual; y el PIB per cápita que creció 348% durante los años 1935-1982, a una tasa media de 3.2% anual, durante el periodo neoliberal (1983-2017) solo creció 28.6%, a una tasa media de 0.7 por ciento. En el ámbito internacional, mientras México aplicaba una estrategia neoliberal en línea con los sueños de Raúl Bailleres y Luis Montes de Oca, del otro lado del Océano Pacífico hubo países que dieron la espalda al neoli­ beralismo y optaron por exitosas estrategias de desarrollo económico lidera­ do por el Estado. China es uno de ellos: en lugar de escuchar los cantos de sirena de los Chicago boys, China diseñó por sí misma su estrategia de de­sa­ rrollo. No realizó una liberalización comercial unilateral y abrupta, sino que fue abriendo gradual y selectivamente (por regiones e industrias) su comer­ cio exterior; no suprimió sus políticas de fomento económico general y sectorial, sino que las reformó y diversificó; no privatizó a toda costa sus empresas públicas, sino que elevó la eficiencia de sus grandes empresas es­ tratégicas otorgándoles autonomía financiera y de gestión (convirtiéndolas en grandes motores de desarrollo, en torno a los cuales se desarrollaron las empresas privadas); no liberalizó abruptamente su sistema bancario, sino que lo reestructuró, rompiendo su estructura monopólica (sistema de un sólo banco) para crear un sistema de múltiples bancos y empresas finan­ cieras independientes, que inicialmente fueron en su totalidad de propie- dad pública o social; no liberalizó la inversión extranjera directa, sino que promovió su ingreso hacia ramas económicas seleccionadas, principalmente mediante asociaciones con empresas nacionales, como parte de su política industrial de diversificación productiva, desarrollo tecnológico, elevación acelerada de la productividad y fomento de las exportaciones. Además, las políticas macroeconómicas (monetaria, fiscal y cambiaria) de China —a diferencia de México— han estado consistentemente orientadas al creci- miento económico sostenido del PIB y del empleo, y no a la estabilidad de precios como objetivo prioritario a ultranza, destacando especialmente la sistemática subvaluación de su tipo de cambio como palanca de la compe- titividad-precio de sus productos en los mercados internacionales. Los resultados están también a la vista. En 1982, la economía de México era más grande que la de China: con un PIB de 655 585.9 millones de dóla­ res a precios constantes de 1990 corregidos a paridad de poder adquisitivo (PPP), México era la octava economía del mundo; mientras que China, con