LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 19

prólogo 19 macro­económicas (monetaria, fiscal y cambiaria) desde el gobierno de Lá­ zaro Cár­denas (1935-1940) hasta el periodo del desarrollo estabilizador (1958-1970), se perdió bajo los gobiernos de Echeverría y López Porti- llo (1970-1982), ce­diendo su lugar a severas fallas de manejo macroeconó- mico (principalmente en política cambiaria), que abrieron la brecha de divisas en la cuenta corriente de la balanza de pagos, hasta desembocar en la crisis de la deuda externa que estalló en agosto de 1982. (Baste recordar que en el periodo 1971-1975 la paridad se mantuvo constante en $12.50 por dólar, no obstante que la inflación mexicana fue de 12.1% anual contra 6.8% anual en Estados Unidos, lo que trajo consigo un creciente déficit de cuenta corriente que alcanzó el 4.9% del PIB en 1975, obligando a la ma- crodevaluación de 1976, que permitió reducir el déficit corriente al 1.9% del PIB en 1977. Sin embargo, durante el gobierno de José López Portillo, volvió a provocarse una fuerte sobrevaluación: la paridad peso/dólar pasó de $22.58 en 1977 a $24.51 en 1981, pero la inflación acumulada en México fue de 198.6% contra 59.6% en Estados Unidos, provocándose un déficit de cuenta corriente de 6.5% del PIB en 1981, antesala de la crisis de la deuda). La solución idónea —sugerida oportunamente por economistas mexica­ nos, entre ellos José Luis Ceceña— consistía en rectificar prudentemente los errores de manejo macroeconómico; y reconstruir la economía nacional recurriendo —vía moratoria— a una legítima renegociación de la deuda externa (que hiciera valer la corresponsabilidad de los bancos acreedores y los organismos financieros internacionales en la crisis de la deuda: véase el prólogo del volumen Estrategias de desarrollo económico de esta colec- ción). Se mantendría la estrategia de desa­rrollo liderado por el Estado, pero con manejos macroeconómicos similares a los del cardenismo o el desarrollo estabilizador, y realizando adecuaciones en la política industrial para ase- gurar el financiamiento endógeno de la industrialización. Pero la tecnocracia neoliberal que arribó al poder del Estado con Miguel de la Madrid descartó esa alternativa de solución, precisamente porque traía su propio proyecto: aprovechó las circunstancias de la crisis de la deu­ da para realizar un viraje de ciento ochenta grados, de la industrialización liderada por el Estado hacia una estrategia neoliberal basada en los dogmas del fundamentalismo de mercado de Mises, Hayek y Friedman. La segunda circunstancia que abrió las puertas a la realización de los sueños del empresariado neoliberal encabezado por Raúl Bailleres y Anibal de Iturbide, así como de la intelectualidad neoliberal hayekiana encabezada por Luis Montes de Oca y Miguel Palacios Macedo, provino del alineamiento de los organismos financieros internacionales con el paradigma neoliberal, poco después del arribo de Thatcher y Reagan a los respectivos gobiernos