LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 184
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JAMES MARTÍN CYPHER
promulgando “retornos crecientes” nacionales, es el nexo de la desarticu-
lación. La magnitud de esta desarticulación y sus consecuencias, ha sido
calculada recientemente analizando el comportamiento del manufacturero
antes de los primeros pasos hacia el neoliberalismo a partir de 1982, año en
que se presentó un incremento del sector manufacturero cuyo efecto sobre
el PIB fue mayor a la unidad (>1.0). Si bien en aquella época el sector ma-
nufacturero tenía una participación aproximadamente en el PIB de 17%, el
efecto “multiplicador” emanando de las manufacturas fue tan fuerte que un
incremento en el PIB real de este sector causó un incremento en el PIB real
proporcionalmente aún mayor: relación vigente entre 1960-1982, pero que
seguramente comenzó antes (Moreno Brid, 2013:223). A partir de 1982 en
adelante, esta relación de incremento del PIB manufacturero con efecto
“multiplicador” sobre el PIB real, cesó. De hecho, el colapso del multiplica-
dor llegó a su peor momento precisamente en 1995-1996, permaneciendo
en la actualidad un “multiplicador” de sólo alrededor de 0.7%. Hoy en día,
y durante los años de vigencia del TLCAN, cuando hay un incremento en
la producción del sector manufacturero, el estímulo al PIB está ausente.
Según el investigador antes citado, existen dos razones: primero, un aumen-
to en la producción real del sector manufacturero implicaría un aumento
desproporcionado en la importación de bienes de insumo (porque así pre-
fieren las ETNs). Es decir, “un incremento en el grado de la penetración de
los bienes importados más que compensó por el dinamismo de las exporta
ciones [manufactureras]” (Moreno Brid, 2013:223). Segundo, dado que la
capacidad de exportar fue determinada por la capacidad de importar insu-
mos, el estímulo para la economía por el aumento en la inversión de capital
productivo (necesario para sostener la capacidad de producir aún más) es en
realidad recibido fuera del país, socavando el efecto “multiplicador” interno
(Moreno Brid, 2013:224). Adicionalmente a estos asuntos tan importantes,
es necesario revisar los efectos netos de la IED y, sobre todo, el flujo neto de
recursos durante el TLCAN. Lo que se ha denominado la “transferencia neta
de recursos” hace referencia al ingreso neto de capitales (incluidos la IED,
los flujos netos de compras de bonos y otros pasivos, errores y omisiones),
menos el saldo en la cuenta de renta de factores (utilidades repatriadas e
intereses netos). Para México, esta cifra ha sido positiva en promedio, a un
ritmo anual de solamente 4.7 mmdd entre 1994 y 2013 (CEPALSTAT, 2014).
Esta cifra anual de transferencias netas de recursos es una medida que in-
cluye factores no señalados, como: 1) las inversiones en el extranjero de los
grupos nacionales de poder; 2) la repatriación de las utilidades por parte de
las ETNs; 3) las fugas de capital, y 4) cobros extraordinarios sobre “présta-
mos” entre las empresas matrices de las ETNs y sus sucursales ubicadas en
México. Los datos más recientes indican que en promedio, el total de la