LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Página 179

EL PROYECTO NEOLIBERAL EN AMÉRICA DEL NORTE. EL TLCAN Y SU LEGADO 179 de que, según el presidente Carlos Salinas, México estaba en el umbral del primer mundo. Los líderes de la nueva política planteaban que en poco tiempo el ingreso per cápita de los trabajadores en México y Estados Unidos convergería. Muy al contrario de este equivocado supuesto, aumentó la brecha entre los ingresos de las personas de cada país. Consistente con las teorías de crecimiento en países subdesarrollados promulgadas por pensado­ res clásicos como Arthur Lewis y Celso Furtado, cuando hay un exceden­te de mano de obra y cuando crecen las exportaciones y el PIB, tal crecimiento no se traduce en un aumento salarial. En este caso, el TLCAN combinado con el Pacto de Solidaridad Económica de noviembre 1987 (el cual destru- yó la capacidad tan limitada de los sindicatos de vincular un aumento en la productividad de la mano de obra con el mejoramiento real de los sala- rios) dejó desamparada a la clase trabajadora (Cypher, 1992:255-256). Dada la nueva institucionalidad entre el Estado y el gran capital, por un la­­- do, y los obreros, por otro lado, entre 1993 y 2000 los salarios promedio se cayeron en 24%, en términos reales (Moreno Brid y Ros, 2009:274). De lo anterior se concluye que el efecto del TLCAN para la mayoría de la pobla- ción mexicana fue negativo; además, es menester indicar expresamente, que este efecto negativo fue precisamente la intención directa y propósito de la nueva política mexicana que se acordó en el TLCAN (Cypher y Del- gado Wise, 2012). D ESPUÉS DE LOS AÑOS DORADOS DEL TLCAN : LOS EFECTOS “EXÓGENOS” México entró en un nuevo entorno a partir de marzo de 2000, cuando la bolsa de valores NASDAQ —la bolsa donde cotizaban las empresas deno- minadas “dot.com”, las cuales en su momento fueron consideradas como el modelo idóneo y que dio lugar a la llamada “nueva economía”— se de- rrumbó. Antes de la caída de la bolsa, los economistas estadounidenses habían pontificado sin fin acerca del “hecho” de que los ciclos de nego- cios eran cosa del pasado. Sigue creciendo la economía estadounidense, sigue creciendo la demanda de bienes manufactureros “mexicanos” (los cuales son realmente bienes manufactureros estadounidenses, dado el ni- mio valor agregado de la mal pagada mano de obra mexicana) y siguen creciendo las rentas recibidas por parte de la oligarquía mexicana vía sus parques industriales, etc., en donde fueron ubicadas las empresas transna- cionales (ETNs). Este sueño absurdo de crecimiento perpetuo se dislocó oficialmente a partir de marzo de 2001 —si no es que antes— cuando Esta­ dos Unidos entró en su primera recesión desde julio de 1990.