LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 17

prólogo 17 rica reunión de Mont Pélerin, Suiza, en 1947, con la misma idea fuerza: “el mercado permite la asignación eficiente de los recursos y es el único com- patible con la libertad individual”. La diferencia es que ahora se trató de crear un movimiento claramente político-ideológico: “debemos reclutar y entrenar —enunció Hayek— un ejército de luchadores por la libertad, y trabajar para formar y guiar a la opinión pública”. Desde entonces, la Mont Pélerin Society (MPS) —que desde su fundación contó con el patrocinio de algunos grandes empresarios— tejió una red de organizaciones en el mundo (alrededor de 500 centros y fundaciones); y ha realizado reuniones periódicas en diversas ciudades del planeta (en 1958 la reunión anual de la MPS se realizó en México con la presencia de Hayek y Mises). Pero el centro del movimiento neoliberal se desplazó a Estados Unidos, y especial- mente a la Universidad de Chicago con Hayek y Friedman a la cabeza. De esta manera, a la luz de los rigurosos estudios de Escalante, Romero Sotelo y Salas-Porras, respectivamente, la teoría de la conspiración aplica perfectamente tanto para el neoliberalismo en el mundo como para el neo- liberalismo en México. Mientras duró la edad de oro del capitalismo mundial, la ideología neo- liberal no tuvo éxito visible en el mundo. Los países desarrollados experi- mentaron un acelerado crecimiento del PIB y del empleo, y construyeron sus generosos estados de bienestar basados en impuestos progresivos sobre el ingreso. Paralelamente, numerosos países subdesarrollados emprendie- ron exitosas estrategias desarrollistas, como ocurrió con México y otras eco­ nomías de América Latina, Asia, Oceanía e incluso algunas de África. En estas condiciones, el paradigma económico construido por Keynes dominó el pensamiento económico en los países desarrollados; mientras que en los países subdesarrollados y emergentes el pensamiento económico dominante correspondía a la economía del desarrollo, afín al keynesianismo. Las doc- trinas neoliberales sobrevivieron en el margen. Pero hacia mediados de los años setenta apareció en los países desarrolla­ dos el fenómeno del estancamiento con inflación (estanflación) —desen­ cadenado por el alza espectacular de los precios internacionales del petróleo a raíz del embargo ejercido por los países árabes en 1974-1975—, que apa­ rentemente contradecía el paradigma keynesiano. Friedrich von Hayek y Milton Friedman tenían su explicación alternativa: el Estado era el causan- te, con su intervencionismo económico, su exceso de impuestos, su abul- tado gasto social, sus regulaciones financieras, comerciales e industriales, y sus leyes laborales. La solución era el clásico programa neoliberal: poner fin a las políticas macroeconómicas contracíclicas del keynesianismo, que —según el dogma neoliberal— agravaban (o provocaban) las recesiones