LA ECONOMÍA DE MÉXICO EN EL TLCAN: BALANCE Y PERSPECTIVAS FRENTE AL T VOLUMEN 19-LA ECONOMIA-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO- | Page 14

14 josé luis calva importador de productos manufacturados, con todas las implicaciones de incertidumbre y de posición de segunda clase que ese papel les asignaba”. La sensación de neocoloniaje y discriminación se agudizaba porque en los países desarrollados el consenso keynesiano otorgaba confianza a las po­ líticas macroeconómicas activas (monetaria y fiscal) para regular el ciclo económico y conseguir un alto nivel de ocupación, al tiempo que las políti­ cas sectoriales de fomento económico fueron admitidas para contrarrestar las fallas de mercado que obstruyen la asignación eficiente de recursos e im­ piden alcanzar los niveles óptimos de crecimiento económico. En este contexto, la “rebelión latinoamericana” de Chapultepec permitió consolidar una suerte de consenso entre los economistas del desarrollo de América Latina —posteriormente conocido como estructuralismo latinoame­ ricano—, que asumió el criterio keynesiano del papel relevante del Estado en el ámbito macroeconómico, pero otorgando un énfasis mayor a las polí­ ticas activas de desarrollo. Las mayores imperfecciones de los mercados subdesarrollados (mercados segmentados, oligopólicos, con información incompleta y asimétrica) e incluso la inexistencia de algunos mercados; el enorme rezago técnico y educativo; la escasez de ahorros privados y de em­ presarios capaces de realizar inversiones en gran escala; la dependencia de las exportaciones de productos primarios con precios relativos decrecientes; el dualismo económico (o multimodalismo) con fuertes segmentos preca- pitalistas; el subempleo estructural; y, en suma, la trampa de la pobreza, exi­ gían que el Estado desempeñara un papel más activo en el desarrollo. En México, la aplicación de una estrategia de desarrollo liderado por el Estado había emergido pragmáticamente desde los años treinta —principal­ mente durante el gobierno de Cárdenas (1934-1940)— como un proyecto nacional que precedió al consenso keynesiano de la posguerra y al consenso estructuralista latinoamericano. Las políticas macroeconómicas contrací- clicas (monetaria y fiscal) aplicadas resueltamente desde 1932 por el secre- tario de Hacienda, Alberto J. Pani (cuatro años antes de publicarse la Teoría general de Keynes, como destacó don Antonio Ortiz Mena, El desarrollo es­ tabilizador: reflexiones sobre una época, México, COLMEX-FCE, 1998); el fuerte activismo estatal en la construcción de infraestructura básica (hidráu­ lica, carretera, eléctrica, etc.), así como en la educación y los servicios de salud; la fundación de los grandes bancos nacionales de desarrollo (NAFIN, BANOBRAS, etc.); la formación de un sistema eficaz de regulación de la ban­ ca comercial (mediante cajones de asignación selectiva de créditos, regula- ción de las tasas de interés y reservas obligatorias); la reforma agraria que redistribuyó buena parte de las mejores tierras agrícolas del país en favor de los campesinos; las políticas de fomento agropecuario (con sus múltiples instrumentos específicos: investigación y extensionismo, política de precios