LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | 页面 88

El objetivo de los argonautas, como se ha dicho, era encontrar el Vellocino de Oro. Había que buscarlo allende un gran mar: en el norte, según informan los antiguos mitos; el Argo, la nave de los argonautas, se hizo a la vela "con viento norte". Para encontrar la isla del Sol situada hacia el Septentrión, habían intercalado una rama de oráculo en la proa de su nave. Esta rama había sido sacada de la enci- na de Dodona, el árbol más sagrado de Grecia. En mi patria, el antiguo país de los catos, puso Bonifacio, enviado por Roma, el hacha en la encina sagrada de Geismar. Ésta había sido consagrada a Thor-Donar y los lugareños la llamaban la "Fuer- za de Dios". También en Dodona, santuario supremo de los helenos, ella era reina de los árboles. En sus susurros al viento, los antiguos griegos creían escuchar hablar al dios. Para no tener que prescin- dir de la querida voz de su dios, los argonautas hicieron un tablón con una rama de la encina de Dodona y lo insertaron en la proa de su nave, Argo. Esta rama les indicaba dirigirse al norte. En el Sep- tentrión, de donde es nativa la encina, por el año 1000 de la era cristiana todavía se consultaba a una rama de oráculo de encina consagrada al dios Thor: Cuándo los nobles noruegos menosca- bados en su tradicional libertad se hicieron a la mar en sus embarcaciones a vela hacia la Islandia distante para establecerse allá, a la vista de su nueva patria arrojaron al mar un pilar de candelecho de encina. Se establecieron en el terreno al que su dios había conducido la rama sagrada. Los trovadores, los Minnesanger provenzales, tampoco habían olvidado aún la santidad del árbol: el conocimiento sobre la Minne y el Minnesang, las así llamadas Leys d'amours, Leyes de la Minne, fue recibido por el primer trovador, el "Salvador", de un águila o halcón que estaba posado sobre la rama de una encina dorada. Trovador quiere decir encontrador. El primer trovador halló la ley de la Minne y del Minnesang en la enramada de una encina. Los argonautas, también "encontradores", una vez que llegaron al objetivo de su larga odisea, sacaron de una encina el Vellocino