LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | 页面 85
cátaros y trovadores, los preceptores en la corte de Lucifer...
Peire Vidal, hijo de un peletero tolosano, caballero y trovador,
permitió cabalgar al Paladín Fiel en el séquito del dios Amor. La
fidelidad está condicionada por una ley, que puede ser exterior o
interior. También los trovadores estaban subordinados a una nor-
ma de esta clase: la ley de la Minne, cuyo párrafo superior da a
conocer que Amor nada tiene que ver con el amor carnal. Aunque
a todos los trovadores se los llamara Chanters d'amour. Salimos
sin esfuerzo de la disyuntiva Cuándo les aplicamos la traducción
alemana corriente desde hace siglos: Minnesanger. El Amor
provenzal es la Minne alemana. Ésta en sus orígenes tampoco te-
nía ninguna relación con el amor físico, porque no es, como bien
sabía Walter von Vogelweide, "ni hombre ni mujer" y no tiene "ni
alma ni cuerpo". Es fuerza y fortalece el espíritu, porque es la fide-
lidad. También Wolfram von Eschenbach es de esta opinión: la
verdadera Minne es la verdadera fidelidad.
La ley de la Minné consta de varios artículos llamados Leys
d'amors. El primer trovador debe haber encontrado la ley en la
rama de una encina sagrada. Por este motivo, él será un trovador:
un encontrador. Su nombre será "Salvador"...
Cuándo los peregrinos de la cruzada contra los albigenses (a la
que el historiador jesuíta Benoist calificó como "la acción más
justa del mundo"), debido a la vida eterna prometida y al botín
esperado, perpetraron con ardor la orden papal y prepararon al país
para una nueva estirpe, los trovadores cantaron, como la fidelidad
lo requería, al "servicio del príncipe en peligro y representaron su
política contra la Iglesia, los franceses y la Inquisición de los
dominicos"; cantaron y lucharon. Cuándo sus bienhechores vieron
las magníficas cortes de los burgos reducidas a cenizas, los últimos
de ellos se marcharon hacia* tierras extrañas a través de los
Pirineos o de los Alpes. Pasaron a ser Faydites, desterrados. En
estas circunstancias, para este pueblo errante bosques y caminos