LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 73

Llamó a Heracles clamando por su auxilio, para que la socorriera. Él oyó su llamado, pero llegó demasiado tarde. Pyrene estaba muerta. Heracles sollozó lastimeramente. Debido a sus lamentos retumbaron las montañas y de ellos se hicieron eco todas las rocas y las grutas. Luego enterró a Pyrene, que jamás será olvidada porque, para toda la eternidad, los Pirineos ostentan su nombre. Otras tres rocas de concreción calcárea en un lago medio de la caverna se llaman Trono de Bebryx, Tumba de Bebryx y Tumba de Pyrene. El agua fluye incesante sobre ellas, como si la montaña llorara por la muerta hija del rey. Junto a ellas cuelgan, de la pared y del techo, las vestimentas petrificadas que fueron sus preferidas en vida. Pyrene debió de haber sido la propia diosa Venus. Cada una de las cuevas del Sabarthés es más bella, grande y enig- mática que la otra. Si quisiera referir las experiencias que allí tuve, tendría que llenar muchas cuartillas. No pocas veces corrí peligro de muerte; pese a todo, siempre logré encontrar el camino para salir incólume. Casi nunca regresé a casa sin haber encontrado algún objeto. Quien visite el Sabarthés debe enseñar en Ornolac los objetos hallados. Aquellos otros "objetos hallados" que aprecio de todo corazón sólo los puedo exponer para mí mismo describiéndolos: dibujos e inscripciones. Varios son de tiempos remotos. Otros proceden de nuestra época. La más reciente de las inscripciones es una pregunta planteada por un joven: pregunta a Dios por qué le dejó a él sin mujer y a sus hijos sin madre. También exige respuesta otra pregunta del año 1850: "¿Qué es Dios?". Otra enuncia: “Je me cache isi, je suis l'assassin de Maítre Laborí", me oculto aquí, soy él asesino del Maítre Labori. Maitre Labori fue el defensor de Emile Zola, que escribió las renombradas novelas Roma y Lourdes y, si no me equivoco, fue muerto a disparos por un desconocido, en Rennes, en 1899. El propio Enrique IV, rey hugonote de Francia,