belleza.
Las claras paredes del salón en las que la naturaleza la emplazó están ennegrecidas por el humo. Puede que estas huellas de humo hayan sido originadas sólo por antorchas, ya que empiezan a la altura de un hombre por encima del suelo. Esto se puede explicar como sigue: en cavernas, a la luz de las antorchas, los herejes provenzales celebraron su acto de consagración más importante, la Consolament. También Wolfram von Eschenbach cantó alabanzas a una caverna: antes de que el héroe Parzival se diera a la salvación del Grial, se detuvo a hacer un examen de conciencia donde el anacoreta Trevizent, en una caverna próxima a la Fontane la Salvasche. Por Trevizent es guiado frente a un altar y vestido con un hábito como si él fuese uno de aquellos cátaros a los que, para su consagración herética, en Fontanet se les cubría con un hábito ante el altar. La concordancia es bien clara.
De igual manera se puede relacionar la cueva de Lombrives con las leyendas del Grial. De sus catedrales parte una escalera de piedra hacia la segunda parte del inquietante laberinto. Al fin se abre un precipicio de cientos de metros de profundidad, sobre el cual se halla suspendido un enorme bloque rocoso, desde donde el agua goteante ha ido creando, por encantamiento, una forma a la que los lugareños la tienen por la losa sepulcral de Heracles, a quien Wolfram ensalzó como profeta del Grial. La saga: en tiempos remotos dominaba en Lombrives, en un palacio subterráneo, el rey Bebryx, Bebryx tenía una hija, llamada Pyrene. Heracles y la hija del rey se enamoraron apasionadamente. E1 gigante, que se encontraba de paso, muy pronto volvió a abandonar el palacio del rey Bebryx. Se fue perdiendo en lontananza. Más, bajo su corazón, Pyrene llevaba un hijo. Se puso en camino tras sus huellas por temor a enfrentarse con la ira paterna y por añoranza del amado. Los animales salvajes cayeron sobre la desamparada.