LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 71

alcanzará la cima del Tabor, como llaman los lugareños de los Pirineos al Pic du Saint-Barthelemy. Desde lo alto, si las nubes no lo impiden, se puede admirar en las abismales profundidades la pirámide del Montségur coronada por el castillo, el objetivo final, y, allá en la lejanía, la sierra Maladetta. Sobre la cima del Tabor descansan algunos restos de un templo de Belis o Abellio y de un observatorio meteorológico. Este observatorio, construido sobre las ruinas del templo, fue destruido por una tormenta. Sólo subsisten los cimientos y algunos sillares pulimentados. Al ir atravesando el llamado Val de l'Incat, Valle del Encanto, cami- no a Montségur, tuve que dar muerte a una peligrosa víbora que había pisado inadvertidamente y que ya se había alzado para picarme. Del gran número de cavernas del Sabarthés, en buena parte se- guras, prefiero dos: la caverna Lombrives y la caverna de Fontanet, a la que también llaman fbunt Santo, Fuente Santa. Se internan en la montaña profundizando agujeros de kilómetros; las decoran mara- villosas concreciones calcáreas; el mármol y el cristal centellean al resplandor de la lámpara de carburo, a la que presto atención para que me dé un buen servicio; en las paredes de las cuevas hay figuras de la edad de piedra y dibujos, inscripciones y signos indicadores para orientarse; desde lo más profundo de las profundidades asciende bramando la espuma del río subterráneo, que debe abrirse dificultosa- mente camino a través de la montaña. De vez en Cuándo una quebrada abierta hace detener el pie, que vacila, de todos modos, para no aplastar huesos humanos: desde aquellos tiempos Cuándo se elaboraban aparatos y armas de piedra vinieron aquí hombres a dormir para siempre. La cueva de Lombrives, la más grande y la más ramificada, alberga en su interior un gigantesco salón de más de ochenta metros de altura: la catedral. Se trata de la más grandiosa de las gleysos subterráneas, o sea, iglesias, como hasta nuestros días se llaman las catedrales en grutas de los albigenses. La cueva de Fontanet también debe haber visto celebraciones de cultos cátaros. También ella es una gleyso y ahí reside el llamado altar, una estalagmita de indescriptible