LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 44

memoria. ¿Quién por esos años me hubiese dicho que alguna vez me instalaría en los valles de la Provenza? En los valles de la Provenza Ha brotado el Minnesang: Hijo de la primavera y la Minne, El más agraciado, más íntimo compañero. Debido a los albigenses, que fueron herejes como mis ancestros, he venido a esta tierra. Que entre herejes y Minnesanger se hubie- ra establecido una estrecha relación, de ningún modo lo hubiera sospechado. MONTSÉGUR EN LOS PIRINEOS Vivo en una casa de campo muy sencilla. E1 agua tengo que sa- carla de un manantial algo alejado, desde el que un sendero lleva al llamado Campo de la Pira. Aquí fueron quemados por monjes domi- nicos de una sola vez doscientos cinco herejes en una gigantesca hoguera. El manantial brota a corta distancia de un tolmo, del que sobresale una cruz forjada en hierro, atravesada por dos espadas. De los maderos longitudinales de la cruz cuelgan un látigo, una vara de zahorí y una corona de espinas. También de ellas cuelgan las llaves de san Pedro. Directamente detrás de la roca se alza la majestuosa montaña del castillo. Sobre ella descansa en grandioso retiro Montségur, las ruinas del castillo. El caserío de Montségur cuelga sobre un abismo; puede que tenga unas treinta casas, no más. Y, por añadidura, una parte se ha desmo- ronado. El que puede se muda a cualquier parte de las ciudades o al valle, dejando abandonados sus bienes. Nada crece en estas alturas fuera de pastos de verano, patatas y algunas frutas. La gente es cruel- mente pobre, de lo que también se queja el dueño de casa, el párroco del lugar. Suele sentarse sobre sus libros de registros parroquiales y se