LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 38
imaginarme a esos "casi todos caballeros" llevando una vida
monacal.
FOIX
Esta pequeña ciudad pirenaica me agradó mucho. Encerrada por
poderosas montañas, sobresalen en ella un pintoresco castillo y
una bella iglesia. Empotrada en el verde de amplias plantaciones,
deja serpentear estrechas pero limpísimas calles y callejuelas en
todas direcciones. Es sorprendente cruzarse con hombres rubios y
altos. ¿Por qué no podrían ser de sangre germana? Los godos y los
francos durante mucho tiempo tuvieron aquí su hogar, hermanos
adversarios...
La iglesia comunal recuerda esa lucha fratricida. Está consagrada a
Volusian, un santo poco conocido, del que hay que saber lo siguiente:
alrededor del año 500 de nuestra era, durante el dominio de los
visigodos en la Galia del Sur, los obispos romanos habían mandado
a llamar al rey franco Clodoveo porque estaban descontentos con el
dominio de los reyes arios, y este Volusian les abrió a los francos, que
ya estaban cerca, las puertas de la dudad de Tours. Volusian tuvo
que huir. Los godos, enfurecidos, persiguieron al traidor y se
apoderaron de él en los Pirineos. Lo mataron a golpes.
Después de la batalla en las proximidades de Vouillé, que le costó la
vida al rey godo Alarico II y que les permitió a los francos la conquista
del sur, Clodoveo recogió los restos del muerto y lo hizo proclamar
mártir y santo por el clero franco. Alrededor de la tumba de Volusian
hoy se alza un convento y alrededor del convento, por sobre las
ruinas de poblaciones antiquísimas, un villorrio al que el rey
franco Carlos siguió construyendo hasta convertirlo finalmente
en un poderoso baluarte. Así se hizo la Foix que conocemos.