LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 39

Esta pequeña ciudad, sin embargo, debe su nombre a los focenses, aquellos helenos del Asia Menor que en el siglo VI antes de nuestra era abandonaron su ciudad, Focea, desplazados por el tirano persa Harpagos, y emigraron a la costa sur de la Galia, a Massilia, la actual Marsella; Portus Veneris: Port Vendres y muchas otras ciudades del sur de Francia surgieron de esa manera. También Foix pertenece a ellas, a una Focea o Fócida del Poniente. Sucesos terribles deben de haber visto la región, la ciudad y el castillo de Foix hace setecientos años. Fue la época de la cruzada contra los albigenses. En el año 1209, por orden del papa y a ins- tancias del rey francés, se congregaron en Lyon trece mil orto- doxos, y con ellos la gente de esos confines, para arrollar la bendita tierra entre los Alpes y los Pirineos, las comarcas de la Provenza y el Languedoc bajo el mando supremo de un archiabad de Citeaux, y bajo éste, Simón de Montfort. Había tres razones: se tenía que conseguir el reconocimiento como credo único del cristianismo de Roma, imponer la soberanía de Francia y volver a poner en acción a las masas, acostumbradas, desde las cruzadas de Palestina, al ex- terminio y despojo de infieles. El rey parisino les había prometido un rico botín. Gran impresión causó también la garantía del papa: todos los participantes en la guerra contra los albigenses podían estar totalmente seguros de obtener luchando, después de cuarenta días, la salvación eterna y, desde un comienzo, la absolución de todos los pecados cometidos durante la guerra. Bajo el protectorado de la virginal Madre de Dios, María, la turba inundaba las fronteras provenzales acompañada de una legión salmodiante y no menos armada de arzobispos y abadeses, curas y monjes. En una declaración del 1° de septiembre de 1883 el papa León XIII, también él uno de los odiadores de Alemania, en el trono de Pedro, explicó que los albigenses habían pretendido derribar a la Iglesia por la fuerza de las armas, pero ésta no había sido