LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 36
por invitación de una condesa de Foix, que tenía el bello nombre
de Esclarmonde, sacerdotes, doctores y monjes romanos para discutir
con los herejes albigenses sobre la creencia cristiana. Esclarmonde,
hereje ella misma, sintió temor por su patria al saber que el papa de
Roma y el rey francés de París habían decidido su ruina. Pronto
corrió la sangre.
Por mandato del papa Alejandro III, un abad, Heinrich de
Clairvaux, que en el Concilio Lateranense del año 1179 fue nombra-
do obispo cardenal de Albano, había predicado una cruzada contra
los albigenses y, con peregrinos reclutados, trató de imponer el
escarmiento ordenado por Roma, matando y quemando. En 1207 se
hacía cargo oficialmente del sillón de Pedro el tristemente célebre
Inocencio III. Había jurado aplastarle la cabeza al dragón albigense
y preparar al país herético para una nueva estirpe.
En el castillo de Pamiers, residencia de viudedad de Esclarmonde,
tendría que decidirse quiénes eran mejores cristianos, los romanos o
los albigenses. La propia Esclarmonde intervino en la
encendida disputa. Cuándo censuró a los romanos por la nada
cristiana cruzada del obispo cardenal de Albano, un
encolerizado monje le replicó: "¡Señora, usted debiera estar
con su huso. En una reunión como ésta usted nada tiene que
hacer!".
Esclarmonde de Foix ha sido, aunque hoy casi nada se sepa sobre
ella, una de las mujeres más eminentes del medievo. Anatematizada
por el papa y odiada por el rey francés, hasta su último aliento sólo
respondió a una única intención: la independencia política y religiosa
de su país natal. Murió a edad avanzada, nadie sabe dónde. Tal vez
en un aposento para damas del castillo de Montségur, que ella había
hecho construir como fortaleza defensiva inexpugnable. Lo que sí es
seguro es que no vivió el trágico fin de su patria. Confiada, en algún
lugar, ha mantenido su fe hasta su último reposo. Esclarmonde era
archihereje. Como neopagana la habrían calificado los creyentes
cristianos de hoy en día, ya que reprobó el Antiguo Testamento, ca-