LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 34

había una campesina que con ojos embelesados observaba un crucifijo que se alzaba ante ella. No se dio cuenta de mi presencia ni de los numerosos hombres que pasaban ante ella. Tampoco percibía que de Cuándo en Cuándo caían monedas tintineantes en el cepillo ubicado a los pies del Crucificado. Me alejé de allí y salí a recorrer la ciudad. En la muralla de la ciudad hay una losa de mármol empotrada. Indica el lugar donde el generalísimo de la cruzada contra los albigenses implantado por el papa y por el rey francés, el noble caballero Simón de Montfort, oriundo del norte de Francia, fue muerto durante el asedio a Toulouse de una pedrada. Sucedió el Día de San Juan del año 1216. La piedra la había lanzado con honda una heroica tolosana de mano segura, desde la muralla de la ciudad. Deben de haber tolosanos y provenzales, se me hizo saber, que aquí escupen. Ellos no han olvidado qué le hizo Simón de Montfort a su suelo patrio. Debido a los albigenses vine a esta tierra. Tal como mis ancestros, deben de haber celebrado tratos con el diablo. Guando fue quemado en Toulouse, en el año 1275, un grupo de herejes, se hizo trasladar también de las llamas temporales a las eternas a una mujer de 56 años llamada Angela de Labaretha. Se le había arrancado la confesión, en las cámaras de tortura, de que había mantenido relaciones camales con el maligno y que el fruto de su vientre sería un monstruo. Tendría cabeza de lobo y cola de víbora. También confesó que había sido obligada a ir todas las noches a robar niños pequeños, para alimentar con éstos a su monstruoso descendiente. Todo esto tuvo que confesar esa mujer herética. Torturada.