LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Página 232
von Heisterbach- un círculo en el cielo rodeando siete soles.
Lo tomaron como una buena señal, creyendo que el círculo
representaba el Espíritu Santo, y los siete soles, las siete mercedes
cristianas con las que ellos de ahora en más alumbrarían al país
incrédulo y hereje. Llegaron a la cima del monte Stromberg.
Cincuenta años antes, un caballero se había establecido aquí
como eremita, había fundado un convento y reunido en torno a su
ermita una muchedumbre de creyentes que, al igual que él, "se
habían salvado desnudos del naufragio universal". Promovidos y
protegidos por papas y arzobispos de Colonia, que por este tiempo
construían, una tras otra, fortalezas defensivas y ofensivas en los
alrededores del convento, intentaron predicar el Evangelio. En qué
medida tuvieron éxito en su empresa no ha sido dado a conocer.
Lo que sí nos ha llegado es que los hermanos, después de la
muerte del eremita "al que ellos habían abandonado por causa
del molesto domicilio emplazado encima del monte" y con la
autorización arzobispal, habían fundado otro convento. En lo que
atañe a estos catorce monjes cistercienses que se apoderaron del
convento abandonado, tampoco les fue de perillas en la cima de
Stromberg. "El rigor del clima, las deficiencias de las habitaciones
y la dificultad de satisfacer en la altura del monte las más
perentorias necesidades vitales", todo esto puso descontentos a
los afeminados. Querían marcharse. Sin embargo, el abad creyó,
basándose en un sueño que había tenido, que debía retener a los
padres mediante la persuasión y el castigo. Había soñado que
acompañado de un grupo de hombres blancos, con la cruz en la
mano, había subido a un bote, el que impulsado por los rápidos del
río llegó al coro de una iglesia y sólo él, gracias a su diestro
gobierno del timón, pudo evitar que bote y tripulación se
estrellaran contra una columna. Por esto se quedó en el
Stromberg. Finalmente también al abad dejó de gustarle estar allí
arriba y en el año 1191 trasladó el convento al Valle del Santo
Petrus, a los pies del monte. La iglesia de la cima permaneció
como templo del convento.