LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Seite 231
mártires, para poder ser partícipe del cielo eclesiástico y allá
arriba convertirse en protector de los infernales? Si logró serlo
quiere decir que o el papa Gregorio sacó mal las cuentas o que
Laurentius reconoció que los herejes eran hombres distintos de
lo que la Iglesia le había enseñado.
Del informe de Cesarius se desprende con claridad que
aquel Laurentius en el que tenían cifradas sus esperanzas los
cátaros de Colonia permanece en el lugar que los católicos del
siglo XIII tomaron por el infierno. Para ir a este lugar del mas
allá, hay que ascender, en consecuencia, no es el infierno hacia el
que Jesús después de la resurrección descendió para, finalmente,
ascender al cielo y sentarse a la diestra de Dios, como sostiene la
profesión de fe cristiana.
Aquel Laurentius al
esperanzados era Laurín.
que
los
cátaros
esperaban
RUINAS DEL CONVENTO DE HEISTERBACH
Hace setecientos años el famoso monje y cronista Cesarius
escribió aquí sus obras fundamentales: el Diálogo milagroso, que
entre tanto ha sido declarado peligroso para la Iglesia; la Vida de
la santa esposa del landgrave, Isabel, y -a petición del magíster
Johannes, que era torturador de herejes- el escrito Contra la
doctrina herética de Lucifer. Muchas y muy variadas cosas se
pueden decir de esta abadía, de su evolución y de su apogeo, de sus
abades y sus monjes...
Antes de que fuera fundada "Heisterbach en el Valle del Santo
Petrus", viajaron río Rin abajo catorce monjes cistercienses un día
de abril del año 1188. Querían llegar a las Siete Sierras para insta-
larse en el abandonado "Convento de Santa María, sobre el
Stromberg". De pronto vieron -según relata el cronista Cesarius