LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 216

perfectos; mientras los imperfectos y los que se sentían indignos recibían la paz que otorgaba el maestro. A continuación cada uno retornaba a su lugar y se cantaban canciones. El maestro preguntaba a su vecino más cercano: '¿Qué significa esto?'. A lo que el interpelado respondía: 'La paz máxima'. A lo cual, otro añadía: 'Y que debemos obedecer'. Entonces se apagaban todas las luces y se mantenían relaciones sexuales mientras otra vez se encendían las luces y se ocupaban los lugares. Justamente en ese momento salía un hombre de un rincón oscuro, que desde la cabeza hasta las caderas relucía como el sol iluminando todo es espacio, pero que. de las caderas para abajo, era tan negro como el gato. El maestro cogía una punta de la ropa del novicio, se la retenía y decía: 'Maestro, te doy lo que he recibido', a lo que el hombre iluminado respondía: 'Me has servido bien, me seguirás sirviendo más y mejor; yo confío a tus preocupaciones lo que tú me has dado'. Acto seguido desaparecía. Todos los años, por la Pascua de Resurrección, los miembros de la secta recibían la hostia católica en la boca, la llevaban a su casa y la escupían en la letrina para expresar de esa manera su desprecio por el Redentor. Ellos sostenían que Dios arrojó a Satán a los infiernos sin justificación y alevosamente. Al final él sojuzgará a Dios y traerá la bienaventuranza. Hay que evitar lo que le guste a Dios así como amar lo que él odia". "Este transparente tejido de invenciones -como dice en el libro del que saco este informe al papa Gregorio IX-, a pesar de todo, halló credulidad por todas partes" y más que nada inquietó al crédulo anciano que por entonces se sentaba en la silla papal, hasta casi llevarlo a la locura. El papa Gregorio replicó que se sentía "como embriagado por vermut", y, efectivamente, sus cartas suenan como las de un frenético: "Si contra tal tipo de hombres la tierra se abriera y las estrellas en el cielo mostraran su maldad, de manera que no sólo los hombres se unieran para su aniquilación, sino también los