LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 209
sanó por la invocación a la muerta esposa del landgrave; un
Heinrich von Gleiberg aseguró que gracias a la canonización de
Isabel se vio libre de una grave enfermedad de estómago; alguien
de Krofdorf, con su cara roída por gusanos, sanó al aplicarse
en la cara tierra de la tumba de Isabel; en Buseck, una
muchacha perdió su miopía; una señora de Wetzlar declaró que
su hijo fue curado de la ceguera en un ojo.
En las inmediaciones de Densberg, que podría ser Dünsberg,
cerca de Giessen, un guerrero de nombre Degenhart había
caído en manos del enemigo y cerca del mediodía, luego de
haber dirigido a Dios por intermedio de Isabel un montón de
oraciones, quedó libre de sus cadenas y voló hasta la orilla del
bosque. Pero aquí quedó parado como si hubiera echado raíces;
algo lo retuvo y Degenhardus súbito suo domino fuit restitus: de
súbito, Degenhard fue restituido a su Señor. Si bajo este Dominus
de Degenhard hay que entender al propio señor feudal o al
enemigo, es algo que prefiero no decir. Se sostuvo que el guerrero
Degenhard, de fe cristiana, había sido liberado de sus cadenas
antes del bosque, gracias a santa Isabel, y no pudo internarse en él.
Porque en los bosques de abetos alemanes, con su encanto y sus
portentos, no mandaba el Señor Sabaoth, ni el espíritu de Ruach,
ni Jesús, ni María, ni Konrad von Marburg, ni tampoco Isabel. El
señor del bosque libre era Tiubel, como los cronistas antiguos
llamaron al diablo. También podrían haber dicho Lucibel o
Lucifer...
Cerca del mediodía, Tiubel reinaba en el bosque libre. El
caballero Heinrich von Falkenstein, ya me referí a él, quiso "echar
una mirada al mundo tenebroso del más allá". Un mago lo
condujo alrededor del mediodía a una encrucijada, trazó un
círculo en el suelo y advirtió al oriundo de Falkenstein no salir
de allí y no dar regalos ni recibirlos. "Se oyeron bramidos
tormentosos, se levantaron torrentes impetuosos, aparecieron
figuras espectrales. Finalmente salió del bosque una figura alta
como un árbol y oscura. Era el diablo. El caballero entabló con
él una conversación. Tiubel le ofreció regalos: una oveja y un