LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 198
mis siervos comerán, vosotros sufriréis hambre; ved, mis siervos
beberán, mas vosotros sufriréis sed; ved, mis siervos serán ale-
gres, mas vosotros seréis deshonrados; ved, mis siervos se
alegrarán ante el valor, mas vosotros gritaréis de pena y gemiréis
de miseria y mis elegidos llevarán vuestros nombres al tribunal.
Ved entonces, yo os quiero crear un cielo nuevo y una tierra
nueva, para que nunca más los anteriores sean recordados ni
tomados a pecho. Sí, vosotros seréis complacidos en Jerusalén".
Él y los demás confirmandos siempre tienen que reír
Cuándo el cura, en la hora de religión, les habla de Moisés,
Abraham, Sara e Isaac, interrumpió mi primo el silencio.
Últimamente, el párroco anda muy enojado, por eso pregunté:
-¿Prefieres las leyendas heroicas alemanas a las historias
bíblicas?
-Sí.
-Entonces jamás olvides que se las tenemos que agradecer al
pueblo errante de la Edad Media.
Le conté al atento muchacho sobre los cátaros y los trovadores,
le expliqué que los últimos de ellos tuvieron que echarse al camino
y retirarse a los bosques porque para ellos, los "siervos del diablo",
no había lugar en el Sacro Imperio romano-germánico. También
le conté la curiosa leyenda de Parzival, que marchó a la búsqueda
de su padre y su Dios, y que encontró el conocimiento sobre
ambos frente a una prenda anticristiana de la Minne (Amor) de
Dios: la piedra caída de la corona de Lucifer. Le conté acerca de
los legendarios caballeros del rey Artús y los custodios del Grial.
Ellos tenían una mesa puesta para su Dios y bebían Minne.
Cuándo los romanos marcharon contra el monte de Artús, se
arruinó la alegría de la corte...
Ninguna crónica registra que los trovadores alemanes
(nuestros muy amados cantores de la Minne y de mayo)
también habían hecho causa común con los herejes. Tampoco
dieron a conocer que los cátaros alemanes conservaban
"canciones nacionales". Es por esta razón que mi viaje a la
corte alemana de Lucifer es una empresa audaz y difícil.