LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 18

reencarnar una y otra vez en hombre o animal. El martirio y abnegación eran una manera de no reencarnar, por ellos se accedía de forma estoica a la pureza. Esto explicaría por qué los cátaros no ofrecieron resistencia alguna frente a la Inquisición y sus tormentos. No temían a la muerte y, en ocasiones, los perfecti se dejaban morir mediante el endura. Otto Rahn comenta al respecto: "Su doc- trina permitía, como la de los druidas, el suicidio, no obstante, exigía que uno pusiera fin a su vida no por cansancio de vivir, por miedo o por dolor, sino en un estado de perfecto desapego de la materia". Rahn dice que los cátaros practicaban el endura por parejas, ya que ellos predicaban de a dos. Él dice al respecto: "Ese hermano, al lado del que el cátaro había pasado, en la amistad más ideal, años de esfuerzos continuados y espiritualización intensiva, quería, de acuerdo con él en la otra vida también, la verdadera vida, gustar las bellezas parcialmente entrevistas del más allá y la revelación de las leyes divinas que mueven los mundos" (de Cruzada contra el Grial). Ponían fin a sus días eligiendo una de estas cinco maneras: dejándose morir de hambre, tomando veneno, cortándose las venas, arrojándose al agua helada después de un baño hirviente o tirándose desde un precipicio. El fin del endura no siempre era la muerte, generalmente era un prolongado ayuno purificador, de dos a tres meses. Los cátaros estaban organizados en diócesis, dirigidas por obis- pos, diáconos y perfecti. Llevaban una vida ejemplar, predicando un evangelio de sencillez y purificación. En Montségur, en las grutas de Ornolac (lugar de iniciación), una