necesitas para querer vivir. Tú no lo necesitas menos para deber morir.- ¿ Cómo?-pregunté, aunque me figuraba la respuesta.-En invierno muere el sol y en primavera resurge de nuevo.
Trae la luz de la vida y la certeza, que es lo opuesto a la duda.- ¿ La certeza de nacer de nuevo?-Si así deseas llamarlo, sí. Mejor dirías de victoria sobre la vida, de inmortalidad.- ¿ El hombre es inmortal?-Tú mismo tienes que hallar la respuesta. Mira a tu alrededor Veo el tronco del manzano, bajo el cual estoy sentado. El tronco es viejo y está podrido. Cualquier día caerá desplomado sobre sí por 1a descomposición. Pero aún da flores. Éstas serán fecundadas, crecerán hasta llegar a ser fruto, caerán, se hincarán en la tierra, resurgirán como árboles nuevos. Y veo ante mí al hombre. Ya no es joven. Su pelo es gris. Pregunto:- ¿ Eres padre?-Lo he sido. Me quemaron cuatro hijos en Toulouse por un auto de fe. Mientras ardían permanecí erguido, disfrazado en medio de esos hombres que pretenden estar en posesión de la creencia correcta y que fundamentan y disculpan todas sus atrocidades con pasajes del Antiguo Testamento...- ¿ Cómo continuarás viviendo después de tu muerte?-Por el ejemplo. Por el hecho de que hasta mi último aliento, pese a todo, he permanecido fuerte y orgulloso y gracias a esto he cumplido con la ley. Y...- ¿ De qué ley hablas?-Tienes que encontrar la respuesta por ti mismo. Mira a tu alrededor Y veo d sol Me deslumbra. Incluso así reconozco: todos los anocheceres debe irse del mundo. Todas las mañanas tiene que alzarse sobre el horizonte. Todos los años tiene que bajar y luego levantar su órbita diaria prescrita. Vivifica la tierra, regala luz a otros astros, de modo tal que podría presumirse que éstos también fueran soles. Generosa y caballerosamente permite que soles más grandes y más luminosos, que sólo aparentan ser más