LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 158

tercer día la seca rama de arroz que el papa portaba en la mano floreció en tiernas rosas. Con prisa se enviaron mensajeros a todas las regiones para informar al desventurado la merced del cielo. Vanos empeños. Desde hacía tiempo, Tannhauser vivía con la Señora Saelde. Sin Roma era dichoso.
Con frecuencia, se han divulgado objeciones a si el legendario Tannhauser habría podido entablar relaciones con el trovador. También cantidad de veces se ha asegurado que " un poeta del siglo XIII se decidió a firmar sus poesías con el nombre alegórico de Tannhauser ". Es bastante posible, ya que los nombres son tanto más sonido y humo Cuándo se habla de nombres de dioses: un tercer Tannhauser debe de haber sido Dios...
El cronista bávaro Johann Turnmayr von Abenberg, conocido por el nombre de Aventinus, nos ha legado una singular información. Este informe es de hace quinientos años. Dice: " Yo creo que los alemanes y sus parientes han invadido Asiam con el rey al que los godos y alemanes llaman Danheuser, en la Grecia Thananses, al que adoran como a un Dios. Wolfram von Eschenbach [...] y algunos otros del mismo estilo han tergiversado las acciones dé los antiguos señores y príncipes alemanes, han convertido y poetizado hechos y crónicas guerreras convirtiéndolas en aventuras cortesanas; como aquellas en las cuales se derrama sangre y cuestan esfuerzo y trabajo, no debido a la guerra, ya que eso a las mujeres no les es agradable de oír, sino que eso sucede... por amor. Por lo tanto, también sucedió que Danheuser ha sido un gran héroe y guerrero [...]. Él es, como arriba he señalado, considerado como un dios por los griegos antiguos, nuestros ancestros, al que le ha sido encomendada la llave del cielo, y es honrado e invocado salvador de situaciones especialmente difíciles ". A este informe agregué un segundo, un tercero y un cuarto. El segundo corresponde a la época cercana a 1580, asevera que Tannhauser se encontraba menos al servicio de Venus que al servicio de Marte y que al papa no le " confesó " su estancia en el Monte de Venus, sino " sus bribonadas de guerra ". El ter- cero, algo anterior al segundo, ve en el Tannháuser un directo " sucesor de los