LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 104

católico, y en forma tan diáfana que se atrevía a morir por la doctrina que él de tal suerte había visto ". Pero tampoco faltaron las visiones más extraordinarias. Cierto día se le apareció " algo blanco como tres teclas de un clavicordio o de un órgano ", y se convenció de inmediato de que era la Santa Trinidad. En la aparición de un cuerpo blanco " ni muy grande ni muy pequeño " creyó poder ver " la humanidad de Cristo "; en otra visión vio a la Virgen María. De manera recurrente tuvo la visión de una gran bola luminosa, " un poco más grande que el sol ", la que él interpretó como Jesús Cristo...
Otra vez tuvo una visión luminosa parecida a una serpiente y que a él, pese a su radiante belleza, pronto se le transformó en siniestra. Al darse cuenta de que la visión " al acercarse a la cruz parecía perder belleza ", dedujo que en esta serpiente no era Dios quien se le aparecía, sino el diablo. Con rapidez echó mano al bordón para expulsar con contundentes golpes al demonio. Sin embargo, " cada acción y cada impulso, a fin de cuentas, tenía su tiempo fijado: la misa no debía durar más de media hora, y un reloj de arena tenía que cuidar que este plazo no fuera sobrepasado. Él sólo se permitía " iluminaciones " durante la misa, y ni siquiera las lágrimas de emoción y de estremecimiento eran en él simplemente una irregular gratia lacrimarum, gracia lacrimosa, como en los primeros tiempos de su transformación anímica, sólo lloraba mucho más Cuándo éstas le surgían provocadas justamente por razones de su disciplina interior. En su propio diario de vida cuidó remarcar tal desbordamiento lacrimoso y de aforar, poco más o menos, su intensidad y duración, si durante el llanto sólo vertía algunas lágrimas o si se trataba de un río de lágrimas con sollozos...
E1 fundamento de la orden jesuita, que no existiría sin Ignacio de Loyola, son sus Ejercicios espirituales. " Quien los soportare debe experimentar infierno y cielo con todos sus sentidos hasta el dolor agudo y hasta lograr el gozo beatífico y hasta que se impregne en el alma la diferencia entre lo malo y lo bueno, para siempre, inextinguiblemente ". De tal forma preparado se le planteará entonces al ejercitando la gran elección, si se decide por Satán o