LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 209
fueran más grandes, tres podrían comprarlos si fuesen más pequeños,
de los cinco hombres que quedaban, cuatro dijeron que ya no estaban
en edad de jugar y otro protestó por el hecho de que tres de las
figurillas representasen extranjeros, para colmo exóticos, y en cuanto
a las ocho mujeres que todavía faltan por mencionar, dos se
declararon alérgicas al barro, cuatro tenían malos recuerdos de esta
clase de objetos, y sólo las dos últimas respondieron agradeciendo
mucho la posibilidad que les había sido proporcionada de decorar
gratuitamente su casa con unos muñequitos tan simpáticos, hay que
añadir que se trata de personas de edad que viven solas, Me gustaría
conocer los nombres y las direcciones de esas señoras para darles las
gracias, dijo Cipriano Algor, Lo lamento, pero no estoy autorizado a
revelar datos personales de los encuestados, es una condición estricta
de cualquier sondeo de este tipo, respetar el anonimato de las
respuestas, Tal vez pueda decirme, en todo caso, si esas personas
viven en el Centro, A quiénes se refiere, a todas las personas,
preguntó el jefe del departamento de compras, No señor, sólo a las
dos que tuvieron la bondad de encontrar simpáticos nuestros muñecos,
dijo Cipriano Algor, Tratándose de un dato no particularmente
sustancial supongo que no estaré traicionando la deontología que rige
los sondeos si le digo que esas dos mujeres viven fuera del Centro, en
la ciudad, Muchas gracias por la información, señor, Le ha servido de
algo, Desgraciadamente no, señor, Entonces para qué quería saberlo,
Podría ocurrir que tuviera la oportunidad de encontrármelas y
agradecérselo personalmente, viviendo en la ciudad será casi
imposible, Y si viviesen aquí, Cuando, al principio de esta
conversación, me dijo que mi participación en la vida del Centro había
llegado a su fin, estuve a punto de interrumpirlo, Por qué, Porque, al
contrario de lo que piensa, y a pesar de que no quieran ver más ni la
loza ni los muñecos de este alfarero, mi vida seguirá ligada al Centro,
No comprendo, explíquese mejor, por favor, Dentro de cinco o seis
días estaré viviendo ahí, mi yerno ha sido ascendido a guarda
residente y yo me iré a vivir con mi hija y con él, Me alegra esa noticia
y le felicito, finalmente usted es un hombre de mucha suerte, no se
podrá quejar, acaba ganándolo todo cuando creía que lo había perdido
todo, No me quejo, señor, Esta es la ocasión de proclamar que el
Centro escribe derecho con renglones torcidos, si alguna vez tiene que
quitar con una mano, con presteza acude a compensar con la otra, Si
recuerdo bien, eso de los renglones torcidos y escribir derecho se decía
de Dios, observó Cipriano Algor, En estos tiempos viene a ser
prácticamente lo mismo, no exagero nada afirmando que el Centro,
como perfecto distribuidor de bienes materiales y espirituales que es,
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