LA CASA DE LAS DOS PALMAS la casa de las dos palmas | Page 27
semejante a la realidad. No es extraño que en el espejo vivan los de “El Album” “... rostros solemnes, rostros
crueles y desamparados, rostros de bondad fotogénica, hipócritas, santos y cínicos”. “Ellos” y sus tragedias,
“sus caras estancadas en un tiempo sin orillas, fijas las miradas de prisioneros, febriles y congelados los
ojos, en un asombro resignado”. Existe un espejo oscuro detrás del cual vigilan los fantasmas. En el cuento
“Música para camaleones” (75) de Truman Capote- en el libro del mismo título- aparece un espejo negro así
descrito: “La oscuridad a medida que uno mira dentro de ella, deja de ser negra, pero se convierte en un
extraño azul plateado: umbral de visiones secretas”, y al concentrarse el visitante ve reflejado a un amigo
suyo quien murió. Es el espejo donde flota un pasado. Los espejos son importantes en la obra de Manuel
Mejía Vallejo, permiten perspectivas diversas de una misma historia. También los puentes que cruzan ligero
de una novela a otra: se aclaran las muertes de Elías Botero, mencionada en Los Invocados , de Gustavo por
Eugenio Saldarriaga, ya en La tierra éramos nosotros , de Héctor, hijo de David Henao y la hermana de Paula
Morales; Rocío Peláez espera un hijo y será Jairo de Aire de Tango de quien no sabíamos nada. Interviene
Bernardo, el trashumante, y tiende otro puente. Afirma el aspecto mítico de la historia de los Herreros. En
primera persona, tan cercana al lector, Bernardo toma aliento y nos lleva por la fuerza de su recuerdo y su
invocación al muro blanco, telón donde se imprime de modo cinematográfico el paso de los Herreros, de
juerga en La Casa de las dos Palmas. Es una progresió