LA CASA DE LAS DOS PALMAS la casa de las dos palmas | Page 24

el tiempo se desvanezca y luego regrese sobre sus pasos hasta encontrar el momento privilegiado del amor y allí, sólo allí, se detenga para siempre”. Se cumple en “La sombra de tu paso”. Es un libro doloroso como todos los de Manuel Mejía Vallejo. Hace todavía mella en él, cuando evoca a Claudia, la de otro nombre. Otro aspecto de la ciudad en Y el mundo sigue andando (65), título con letra de tango. El hastío de un amor un domingo a las cuatro de la tarde. Existe una versión anterior “4 p.m.”. A Manuel Mejía Vallejo nunca le gustó la rutina, sinónimo de muerte. Debía, por lo menos, divertirse al escribirla. Está en dos planos: Bernardo en monólogo interior (rebeldía) y el diálogo insípido con Libia, la novia. En 1941 la escritora inglesa Ivy Compton-Burnett publica una serie de novelas por las cuales pasan las clases altas victorianas. Padres e hijos (66) es una de ellas. Un mundo en el cual lo que se piensa sale a la superficie y se integra a las conversaciones cotidianas, en forma de monólogo interior. Años más tarde se convierte en una de las características de Nathalie Sarraute y de la “nueva novela” con Tropismos . Experimentalismo y crítica social están ambos presentes en Y el mundo sigue andando . La clase media, la mujer y el hombre superficiales que viven como si estuvieran enquistados o muertos. La sensibilidad y la poesía de Manuel Mejía Vallejo quita la frialdad y la distancia constantes en esa clase de obras. Aquí se convierte en el juego de un bufón “el loco” con el cuerdo. Ella no piensa sino en conseguirle trabajo, estabilizarlo para que se casen. El se evade, se burla, tiene remordimientos. En el texto salen avisos de prensa, funciones de cine, juegos tipógrafos, de palabras, de ideas, poemas, pregones, oraciones a Dios y al Diablo, esas últimas enrevesadas, cuentos intercalados, citas de varios autores. Se pasa por una “Puerta de entrada”, se sigue por un “capítulo único” y la “Puerta de salida” conduce derecho a “los sueños del dios desaparecido”. (67) Mantener el lector en aliento hasta el final es obra de un mago. Una declaración en las páginas previas a la novela: “Ser hombre es lo esencial, resume mi razón de ser”. Pero luego ¿quién es el hombre? “El ser más desolado porque lleva conciencia de su desolación”. La atmósfera prolonga la de La sombra de tu paso . Son numerosas las preguntas en torno a la vida, a la muerte. La primera puede ser un “cáncer”, la segunda, parecida a la rutina, y “carece de importancia, casi como la vida”. La muerte fue siempre su preocupación de poeta y pensador. En San Salvador - julio de 1956- escribe un ensayo “Breve elogio de la muerte”. Será premiado. Es un texto clásico, de lógica apretada. Podría haber sido de un austero clérigo de la Edad de Oro. “Si empezamos a morir cuando nacemos, y si comenzamos a vivir cuando morimos se nos antojan sutilezas que apenas abren ventanas a un más allá bajo cuya sombra el hombre y sus fantasmas se abrazan con adusto dolor y con serena alegría; la dura y a un tiempo dulce interrogación del alma en cada hora”. Muerte y poema. Dios y el diablo hacen de las suyas en la obra de Manuel Mejía Vallejo. Parece ateo y como buena parte de ellos busca a Dios. Tal vez se encuentren. Es un dios cercano, con el cual se puede conversar o decirle sus cuatro