LA CASA DE LAS DOS PALMAS la casa de las dos palmas | Page 22

son mejores. Una Corte de los Milagros, Mercedes y su venta de muertos. Desplazados del campo, mutilados, gente que se vende a cualquier precio. La policía no sale mejor librada, tampoco los periodistas. Horacio y Claudia nos hacen pensar en la novela La sombra de tu paso. (58) Es el amor y la poesía, la creación del nombre cantado: Claudiamor, Claudiaxexo, Claudiatodo, Claudiafuga... Entramos a los sueños, a su fuerza, al significado. El amor “con esta tristedumbre sin ti”. (59) Es el decálogo existencial: “no trabajar, abolir la religión...” “La neurosis verbal, sexual, artistico - literaria, neurosis existencial”. La ciudad aparece en los años veinte, con la creación de la avenida La Playa, el río tapado, la construcción sobre terrenos que eran guayabales y rastrojos. Y en ella la revolución - montaje, que organiza manifestaciones con pobres rentados. Medellín, ciudad de negociantes, canto “a la estafa, al engaño, al raterismo, a la mentira, al fraude”. Una ciudad pulpo que crece desmedida y con ella sus problemas sociales. Juan Gutiérrez, antes de morir, sufre al recordar el desalojo de su tierra por un gamonal: “Hijos sin tierra”, muerte “en tierra ajena”. (60) Es una novela dura. Las memorias de la vida en el campo, en la tierra de uno, es lo único que permite no desgarrarse, volver a encontrar una unidad, la calma. Manuel Mejía Vallejo en toda su obra ha sido constante renovador del lenguaje. Palabras inventadas de la Cachorra: “sorombático”, “perchuda”, “escarapelosa”, “forástico”, o del indio: “tristeando pues”, dan un movimiento natural al diálogo. En La sombra de tu paso encontramos de nuevo a Claudia. Fue la mujer que inspiró un libro de poemas inéditos, y marca una época del escritor. Alrededor de ella, un Medellín bohemio, existencialista, de los años sesenta. Es de reflexión y de canto. Dos funerales: al principio, al final, un marco de época y adentro, el dolor de existir, de amar, de sobrevivir. François Villon no está lejos. Una crítica acerada de la vida bohemia de la época, de las discusiones seudo - filosóficas. Una sociedad en derrumbe, otra con orejeras que trata de salvar privilegios, en particular el dinero, pacata, enquistada. La adicción a la droga, al alcohol, una atmósfera de “Dolce Vita”, de “Buenos días, tristeza”, de “La náusea”. Existe un cuento “Los humaníacos”, escrito por el año 1972, luego recopilado en una antología Papel quemado de 1977. En ese texto, Silvio Velero es el aparecido entre dos funerales, el segundo es el propio. En la novela pasan por el libro escritores con nombres propios. Los nadaístas: Gonzalo Arango el profeta, Darío Lemos, Eduardo Escobar, Amílkar U, X-504, no salen bien librados. Sin embargo reconoce que ese último era “mirador de las