LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 191

Él sonrió, pero se puso serio otra vez, aún tomado de la mano de Kate. -Quiero hablar contigo sobre Missy. Kate retrocedió de golpe, como si la hubiera picado una avispa, y su rostro se ensom- breció. Instintivamente, trató de retirar la mano, pero Mack se la apretó, lo que le con- sumía una considerable porción de su fuerza. Ella miró alrededor. Nan se acercó y la rodeó con su brazo. Kate temblaba. -¿Por qué? -preguntó en un suspiro. -Katie, no fue culpa tuya. Ella titubeó, como si hubiera sido sorprendida en un secreto. -¿Qué no fue culpa mía? De nuevo se necesitó un gran esfuerzo para sacar las palabras, pero ella lo oyó clara- mente: -Que hayamos perdido a Missy. Lágrimas rodaron por las mejillas de Mack mientras forcejeaba con esas simples pala- bras. Ella retrocedió de nueva cuenta, desviando la vista de él. -Cariño, nadie te culpa de lo que pasó. El silencio de ella duró apenas unos segundos antes de que la presa se desbordara: -Pero si yo no hubiera tenido ese descuido en la canoa, tú no habrías tenido que... -su voz se llenó de reproches contra ella misma. Mack la interrumpió, poniendo una mano en el brazo de Kate. -Eso es lo que trato de decirte, cariño. No fue culpa tuya. Kate sollozó mientras las palabras de su padre penetraban su destrozado corazón. -Pero siempre he pensado que fue culpa mía. Y pensé que mamá y tú me culpaban, y yo no quise... -Ninguno de nosotros quiso que eso pasara, Kate. Simplemente pasó, y aprenderemos a superarlo. Pero aprenderemos juntos. ¿Está bien?