La asamblea de los animales de África 17
— Algo por el estilo , señor – contestó Mussele tranquilamente .
— Pero , Mussele , ¿ cuándo los africanos dejaréis de creer en las supersticiones ? – preguntó Mr . Thompson intentando reprimir su enfado .
— Cuando sepamos realmente lo que piensa cada cosa , señor – volvió a contestar Mussele con tranquilidad –. Todas las cosas que pueblan la tierra tienen alma y vida propia y , por lo tanto , su forma de ser y de pensar .
— Estás diciendo tonterías , Mussele . Hay cosas que tienen vida y otras que no la tienen , como las rocas , por ejemplo .
— Las rocas también tienen alma y vida , señor . Toda la verdad de las cosas no está escrita en los libros . La cólera invadía a Mr . Thompson , pero se contuvo . — Dejemos de discutir sobre eso – dijo –. Volvamos a hablar de los animales . Si estos tienen un cónclave como me cuentas , ¿ por qué se han quedado los otros ? ¿ Acaso solo participan los presidentes y los ministros ? ¿ Y los que no ocupan ningún cargo son los que se han quedado ? – ironizó .
— La impresión que tengo es que los animales que se han quedado lo han hecho para engañar a los hombres . Por eso están nerviosos , porque les hubiera gustado marcharse con los demás . Mr . Thompson no pudo aguantar más . —¡ Sal de mi despacho ahora mismo ! ¡ Y date un baño en el río ! Te hará bien , porque creo que el sol te ha afectado la cabeza . — No me pasa nada , señor , solo intento comprender el comportamiento de los animales de esta selva . —¡ He dicho que salgas de mi despacho ! – gritó Mr . Thompson . Mussele se apresuró a salir sin guardar rencor a su jefe . El director se quedó lleno de rabia y muy desilusionado . Tenía a su ayudante Mussele por inteligente y no esperaba que tuviese ese tipo de ideas metidas en la cabeza .