El desarrollo y la práctica de la alquimia fueron sumamente importantes y fundamentales a la hora del desarrollo de la química, mientras los alquimistas se centraban en la búsqueda de la tan preciada piedra filosofal para lograr la transformación de cualquier metal en oro y de la vida eterna.
El término alquimia encontró su origen etimológico en el griego. Éste se determina a partir del vocablo chemia, cuyo significado remite a la “mezcla de líquidos”. De dicha palabra griega es que surge el origen del término alquimia tal y como la conocemos hoy. Esta palabra fue establecida por los árabes, quienes fueron los responsables de crear la palabra alkimya.
La alquimia está determinada dentro de las proto-ciencias, siendo una disciplina que se desarrolla dentro de la filosofía y que, a su vez, incluye rastros de química, de física, de astrología, de metalurgia, de espiritismo y de arte. Durante unos dos mil quinientos años de la historia de la humanidad, las escuelas especializadas en alquimia fueron muy populares e importantes. Las regiones donde esto sucedió fueron la Mesopotamia, el Antiguo Egipto, China, la India, la Antigua Grecia y el Imperio Romano.
Las piedras filosofales
Pese a que durante los años la alquimia haya adoptado diferentes formas y corrientes, está finamente relacionada, en la actualidad, a la búsqueda de la manera que permita la trasformación de cualquier tipo de elemento en el valioso oro y, también, a la necesidad de lograr obtener la vida eterna.
Ahora bien, introduciéndonos más a las reales creencias de la alquimia, podemos determinar que todos aquellos denominados alquimistas sostenían la existencia de dos clases de piedras filosofales: La piedra filosofal roja y la piedra filosofal blanca.
De la piedra filosofal roja se creía que era capaz de trasformar a todos aquellos metales denominados innobles en oro. Mientras que, por otro lado, la piedra filosofal blanca lograba la trasformación de estos mismos elementos, cualquiera de ellos, en plata.
Por otro lado y sin ir más lejos, la trasformación de metales innobles no es la única virtud de la amada y tan deseada piedra filosofal, sino que ésta está íntimamente vinculada con el elixir de la vida. Esta sustancia tenía el don de poder curar a cualquier persona de cualquier enfermedad y, además, de posibilitar la vida eterna.
Fuente: https://concepto.de/alquimia/#ixzz5rmtm2J5Z
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