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Declaración de Ottawa de la Asociación Medica Mundial sobre el Derecho del Niño a la Atención Medica, 1998.
El éxito de la Convención es evidente, no sólo por ser el documento internacional que mayor número de adhesiones ha recibido, sino porque ha logrado estar presente como referencia para los cambios legislativos nacionales, además de suponer una orientación para el reconocimiento de los derechos de la infancia y de las prácticas de intervención social sobre la infancia, sobre todo en situaciones de exclusión social.
No obstante, el éxito más relevante de la Convención es la expansión de una concepción de la infancia basada en los derechos humanos y de unos modelos de políticas proteccionistas que están sirviendo a los países en desarrollo.
La Asociación Médica Mundial, en virtud del reconocimiento que realiza la Convención de Naciones Unidas de 1989 sobre los derechos del niño a gozar de los más altos niveles logrados en salud, y a servicios para el tratamiento de enfermedades y recuperación de la salud. Así como, de la exhortación que hace a las naciones a los fines de esforzarse en asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al acceso a dichos servicios de atención médica. Suscribió la Declaración de Ottawa en 1998, en el contexto de lo preceptuado en dicha convención, y que por cuanto el niño se describe como un ser humano desde su nacimiento.
De esta manera se evidencia en dicha declaración, que todo niño tiene el derecho inherente a la vida, al igual que el derecho a tener acceso a los servicios apropiados para la promoción de la salud, prevención y tratamiento de enfermedades,
y recuperación de la salud. De este modo, infirió en que los médicos y el personal de salud tienen la responsabilidad de reconocer y promover estos derechos, y de pedir que los recursos materiales y humanos sean proporcionados para que los mantengan y los cumplan.
Es por ello que, tales actores, deben hacer lo posible para proteger al máximo la sobrevivencia y el desarrollo del niño, y fomentar la responsabilidad de los padres o responsables como los primeros garantes del desarrollo del niño, para así, asegurar que el interés superior de éste, sea la consideración principal en la atención médica.