KALEIDOSCOPIO KALEIDOSCOPIO 1 | Page 45

dirige sus miradas al centro de una improvisada pista de baile armada en el centro de la ciudad, para ser precisos en medio de la así denominada Plaza del Músico —que, dicho sea de paso, pocas veces alberga espectáculos de interpretación musical y la mayoría de las veces despliega exhibiciones de cualquier otro tipo—; aquí se lleva a cabo el show de los bailarines y de los omnipresentes mirones. No se trata de una competencia donde sus participantes vayan a despedazarse para conseguir un trofeo, ni siquiera de una muestra de baile profesional o de danza artístico, mucho menos es alguna de esas presentaciones donde niños de primaria o secundaria manifiesten sus “talentos” o, más bien, una evidencia de lo que se ha estado trabajando a lo largo del curso de baile para los invitados de honor: esos familiares que se sienten obligados a ir para ver al niño y sentir que no han desperdiciado su dinero o su tiempo, esos familiares que, al acabarse la presentación, comentarán que su niña/niño “fue el mejor”. No, más bien lo que esta improvisada pista de baile guarda es un espectáculo mucho más honesto, uno dirigido en especial a aquellos adultos mayores que encuentran placer al bailar lado a lado con sus respectivas parejas al ritmo de danzón, mambo, rumba, bolero, chachachá, cumbia… Nada hay de por medio más que el ars gratia artis, brindar entretenimiento a ambas partes: las parejas de la “tercera edad”—no por ello restringido a personas ancianas, pues está abierto al público g